Miles de personas han salido este sábado a las calles de Barcelona para exigir una solución real e inmediata a la crisis de la vivienda. La protesta, convocada por el Sindicato de Inquilinos, y con apoyo activo de los sindicatos CCOO y UGT, ha sido replicada en una cuarentena de ciudades de todo el Estado, y ha llenado el centro de la capital catalana con pancartas y gritos contra los precios desorbitados de los alquileres y la pasividad institucional.
Bajo el lema “Sin techo no hay vida”, la movilización ha querido poner rostro a los protagonistas reales de esta lucha: vecinos y vecinas afectadas por subidas abusivas, colectivos en huelga de alquiler como los residentes de promociones de La Caixa, barraquistas de Montcada i Reixac, y familias que se enfrentan a la precariedad de los contratos temporales, tal y como ha informado la ACN. El mensaje ha sido claro: la crisis de la vivienda no es un problema técnico, sino un conflicto de poder.
Carme Arcarazo, portavoz del Sindicato, ha cargado contra las administraciones por no regular los alquileres de temporada y ha señalado directamente a los gobiernos como cómplices del negocio inmobiliario: “Los rendistas son culpables, pero los gobiernos son responsables”. Arcarazo ha insistido en que la movilización no puede ser un hecho puntual, sino una estrategia sostenida.
Con este nuevo clamor en la calle, las entidades sociales, sindicatos y movimientos vecinales demuestran que la lucha por la vivienda digna es transversal y que no se rendirán hasta conseguir cambios estructurales reales.