El Ayuntamiento de Girona estudia demoler este otoño las naves abandonadas de la carretera Barcelona de manera subsidiaria. El alcalde, Lluc Salellas, explica en una entrevista a la ACN que los técnicos municipales están analizando si es mejor derribarlas o bien actuar para consolidar aquellos elementos (como parte de las fachadas) que amenazan con caer y suponen un peligro. El consistorio ya ha hecho varios requerimientos a la propiedad para que actúe, pero como la empresa quebró y ya no existe, no tiene capacidad económica. Por otro lado, dentro del proyecto global para transformar la carretera en avenida, el ayuntamiento quiere poner en marcha el año que viene un proceso de participación ciudadana para decidir cómo pacificar la ronda Ferran Puig.
Las naves industriales situadas al final de la carretera Barcelona llevan quince años abandonadas. Un entramado de promotores, Desarrollos Inmobiliarios Fluvià SL, las compró casi todas por 54 millones de euros (MEUR) con el objetivo de hacer un ambicioso proyecto urbanístico. En la zona se preveía levantar un hotel, cinco bloques de once pisos (que sumarían entre 700 y 800 viviendas) y un gran parque urbano encima de las vías.
El estallido de la burbuja y la crisis inmobiliaria, sin embargo, hizo que aquel proyecto faraónico quedara en nada. La promotora quebró -de hecho, ha desaparecido- aunque hay un administrador que tutela las propiedades. Las naves están situadas entre los números 140 y 168 de la carretera. Algunas de ellas, en el marco del concurso de acreedores, también fueron a parar a manos de bancos.
Las naves se han ido deteriorando con el tiempo, hay indigentes que las han ocupado y que malviven en condiciones precarias. Además, en el interior se acumulan trastos, suciedad, escombros y desechos.
El Ayuntamiento de Girona ya ha hecho varios requerimientos a los propietarios privados para que actúen. Entre otros, se les ha pedido que limpien los interiores, tapién los accesos y que consoliden aquellos elementos de las fachadas que suponen un peligro.
El alcalde explica que, desde la antigua Desarrollos Inmobiliarios Fluvià SL, ya se les ha hecho llegar una primera respuesta diciendo que no tienen "capacidad económica para hacerlo". Por eso, y como ya avanzó Lluc Salellas en la conferencia de medios de mandato, el consistorio ha decidido actuar de manera subsidiaria este otoño.
"El área de Urbanismo está haciendo los estudios e informes necesarios que nos ayudarán a tomar una decisión sobre qué debemos hacer", explica el alcalde durante la entrevista a la ACN. Sobre la mesa está la opción de derribar las naves –"no lo descartamos", precisa Salellas- o bien hacer tareas de consolidación para evitar que los elementos degradados supongan un peligro.
"Lo que nosotros tenemos claro es que esta parte de la entrada sur de Girona no puede continuar en el estado en que se encuentra hoy en día; y por tanto, durante este 2025 veremos una cosa u otra", afirma el alcalde. Sea como sea, sin embargo, la factura no la acabará pagando el ayuntamiento. Porque como precisa Salellas, si ahora no se puede revertir a la antigua propiedad porque no tiene liquidez, cuando "se desarrolle el sector y se acabe urbanizando, estos costes extra se aplicarán de manera subsidiaria" a quien haga las obras.
Nuevo Ermessenda y pisos
Más hacia el norte, y siguiendo la traza de la carretera Barcelona, el alcalde de Girona también avanza que "en los próximos meses" el consistorio prevé llevar a cabo los cambios urbanísticos que permitirán ceder la nave de la antigua Simon a la Generalitat para que se haga el futuro instituto Ermessenda. "Estamos trabajando para que este otoño se pueda hacer la aprobación inicial del planeamiento", precisa Salellas.
Además, el alcalde también explica que "se está trabajando" para que un promotor haga pisos en la parcela -actualmente, un solar- que queda justo al lado de la antigua Simon. "Confiamos en que en los próximos meses podamos conceder la licencia de obras para que se haga vivienda, parte de la cual también se reservaría para protección oficial", concreta el alcalde.
"Por lo tanto, entre esta iniciativa privada, los pasos hacia el nuevo instituto Ermessenda a través del planeamiento y el proyecto que redactará la Generalitat, y la actuación en las naves abandonadas, sea de forma directa por parte de la propiedad o subsidiaria desde el Ayuntamiento, empezará a haber acción en esta zona de la ciudad que hace tanto tiempo que tenemos abandonada", subraya el alcalde.
El 2026, consulta ciudadana
Entre las piezas que forman parte del proyecto global para la carretera Barcelona, Lluc Salellas también anunció la voluntad de pacificar la ronda Ferran Puig. De hecho, el tramo junto a la plaza Marquès de Camps es el único punto de la ciudad donde las concentraciones de dióxido de nitrógeno -el gas que emiten los vehículos- se sitúa al límite máximo permitido (en concreto, 40 ug/m3).
Lluc Salellas explica, sin embargo, que con las obras del bus rápido BRCat, que han permitido sacar una parte de los autobuses que antes paraban en la plaza, "ha habido una primera actuación de mejora en cuanto a la contaminación, tanto acústica como atmosférica". Sin embargo, el alcalde de Girona admite que la ronda sigue siendo "un punto complejo", y que el ayuntamiento está empezando a analizar diferentes propuestas para ver cómo pacificarla.
"Es evidente, sin embargo, que cualquiera de ellas debe pasar porque los peatones, las bicicletas y el transporte público ganen peso, y el coche pierda un poco", concreta Salellas durante la entrevista a la ACN. A partir de esta "premisa", el alcalde subraya que lo que hay que hacer es articular una propuesta acordada con los vecinos, y que por eso la intención es poner en marcha un proceso de participación ciudadana de cara a 2026.
Salellas ya avanza que, seguramente, entre las opciones que se debatirán habrá reducir carriles de circulación. "Pero ésta no debe ser necesariamente la que salga adelante, porque puede haber otras", precisa. "Lo que hay que hacer es estudiarlas bien, presentarlas a los vecinos de Bonastruc y de la Devesa y, a partir de aquí, llegar a un consenso", concluye el alcalde de Girona.