Manifestación multitudinaria en Tarragona contra el acoso escolar: "Esto no puede seguir así"

Las protestas se han repetido de manera simultánea en Barcelona, Girona y Lleida, donde el mensaje ha sido unánime: el acoso mata, y el silencio institucional también

28 de octubre de 2025 a las 13:39h
Actualizado: 28 de octubre de 2025 a las 14:15h

Una marea de estudiantes ha llenado este martes la Plaza Imperial Tàrraco y las calles adyacentes en el marco de la huelga estudiantil convocada por el Sindicato de Estudiantes en todo el Estado. La movilización, que ha culminado con una sentada frente a la Delegación del Gobierno y de los Servicios Territoriales del Departamento de Educación en Tarragona, ha querido denunciar la inacción institucional ante los casos de acoso escolar y reclamar una educación segura, pública y libre de violencias.

La protesta se ha convocado tras la muerte de Sandra Peña, una joven de 14 años de Sevilla que se suicidó después de sufrir acoso escolar en el colegio concertado Irlandesas de Loreto de Sevilla. Los estudiantes han dedicado largos ratos de silencio en su memoria, pero también han convertido el dolor en rabia colectiva y exigencia política.

Desde el Sindicato de Estudiantes, han exigido "La dimisión inmediata de la junta directiva del colegio Irlandesas del Loreto y la retirada de su financiación pública. Los responsables de no activar el protocolo antibullying deben pagar penalmente por consentir lo ocurrido. Ni nuestra educación ni nuestra salud mental pueden ser un negocio."

El comunicado también reclamaba la "contratación de miles de psicólogos y psiquiatras en la sanidad pública y en cada colegio, instituto y facultad", y advertía que "ni un euro público para engordar el negocio de la enseñanza privada-concertada, que siempre tapa el acoso y todo tipo de abuso".

Manifestació Anti-Bullying Tarragona

La voz del acoso

Durante la sentada, varios jóvenes han querido compartir sus experiencias personales ante el micrófono o entre gritos de ánimo y aplausos. El testimonio de una estudiante ha conmovido especialmente a los presentes: “Nadie se merece perder a una hija, y sobre todo por culpa de cuatro personas que han decidido abusar de ella. Da igual lo diferente que seas, porque lo diferente te hace brillar y es muy injusto que nos apaguen. Yo también he sido una persona que ha sufrido bullying, y solo que te hagan llegar a casa y no quieras volver a la escuela, ya es acoso". 

A la vez, ha querido "denunciar el sistema que tenemos" y dejar claro que "el caso de Sandra Peña es una desgracia, pero gracias a ella estamos revolucionándonos, porque esto no puede seguir así”.

Otra joven, visiblemente emocionada, añadía: “A mí también me han acosado, desde muy pequeña, y nunca llegaron a parar, pero gracias a manifestaciones como esta podemos ayudar a gente que no tiene voz.”

Las intervenciones han sido una catarsis colectiva para muchos. Otra estudiante explicaba: “El acoso a veces no lo podemos llegar a ver, pero está presente, e incluso a veces cuando lo explicas nadie considera que sea bullying. A veces nadie te cree, pero si tú lo consideras bullying, es bullying, porque si te están haciendo algo y tú lo quieres parar, y no paran, es bullying.”

Otros testimonios han apelado directamente a la solidaridad y la necesidad de hablar de ello: “Quiero que todo el mundo que haya sufrido acoso o lo esté sufriendo sepa que no está solo y que no es culpa suya, que son los demás. Hablad, porque alguien os ayudará, aunque en la escuela no os hagan caso. Hablad si veis casos, no dejéis de lado a la gente, porque quizás le estáis dando la vida a alguien.” Pancartas de la manifestación

Entre diversas consignas, los estudiantes han hecho sentir su fuerza y determinación. La última voz que ha intervenido ha resumido el sentimiento colectivo: “Todos los que estamos aquí somos el cambio, y tenemos que hacer algo porque esto no puede seguir así.”

Las protestas se han repetido de manera simultánea en Barcelona, Girona y Lleida, así como en decenas de ciudades de todo el Estado. En todas partes, el mensaje ha sido unánime: el acoso mata, y el silencio institucional también.

Los estudiantes piden que la muerte de Sandra Peña no quede impune y que sirva para abrir un debate profundo sobre el papel de la educación, la salud mental y la responsabilidad de los centros concertados y públicos ante el bullying.

Hoy, entre pancartas y lágrimas, la voz de los jóvenes ha dejado claro que no se trata solo de una protesta, sino de un grito de supervivencia colectivo: que ninguna otra Sandra tenga que morir para ser escuchada.

Sobre el autor
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Maria Lorenzo
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