Barcelona se ha despertado hoy con un ejercicio de realidad colectiva. Más de 600 voluntarios han recorrido la ciudad esta noche, entre las diez y las dos de la madrugada, para contar cuántas personas duermen en la calle, en el marco del gran recuento que organiza Arrels Fundació. El objetivo: actualizar la fotografía del sinhogarismo en la capital catalana y saber a dónde han ido muchas de las personas que, hasta hace pocos días, vivían en asentamientos recientemente desmantelados.
La directora de Arrels, Beatriz Fernández, ha advertido antes del inicio del dispositivo que la situación es “mucho peor” que hace dos años. Su pronóstico es claro: los 1.384 casos detectados en 2023 —la cifra más alta registrada— quedarán desfasados al alza.
Vivienda y precariedad, el cóctel que enciende el sinhogarismo
Según Fernández, las causas no son nuevas, pero sí más intensas:
-
Los alquileres disparados hacen insostenible mantener una vivienda en muchos barrios.
-
Un mercado laboral precarizado que dificulta mantener incluso habitaciones de alquiler.
“Estos factores están abocando a más gente que nunca a dormir en la calle”, ha remarcado.
A esto se suma el desalojo de varios asentamientos, como el del parque Joan Miró, que ha provocado un desplazamiento del sinhogarismo hacia zonas donde antes prácticamente no había presencia.
¿Cómo funciona el recuento? Mapas, aplicación y respeto absoluto
Los voluntarios han patrullado por barrios como Hostafrancs y la Bordeta con:
-
Un mapa en papel para delimitar su sector.
-
Una aplicación de geolocalización, que permite registrar cada caso con precisión: número de personas, materiales utilizados para dormir, presencia de animales y posibles núcleos familiares.
La instrucción es clara: observar sin invadir el espacio de nadie. Solo en situaciones de riesgo evidente o si hay niños durmiendo en la calle se activa el aviso inmediato a responsables de la entidad.
El testimonio de un voluntario: “Es una vergüenza”
Para muchos, como César Algora, vecino de la Rambla y debutante en el recuento, participar ha sido un impacto emocional: “En una hora hemos encontrado a siete personas. Es una vergüenza que una ciudad como Barcelona tenga a cientos de personas viviendo así”.
Algora denuncia que “una ciudad grande no es una gran ciudad” si no garantiza condiciones de vida dignas, y reclama más recursos municipales para alojamiento y rehabilitación social.
¿Por qué es clave este recuento?
Arrels subraya que conocer la cifra real es imprescindible para:
-
Planificar recursos y políticas públicas adaptadas a la magnitud del problema.
-
Implicar a la ciudadanía en una realidad a menudo invisibilizada.
La entidad prevé publicar los datos exactos en los próximos días, pero todo apunta a que Barcelona volverá a cifras récord.