A partir del 28 de julio se cerrará el tránsito rodado en la calle de Llobera y las plazas de Sant Pere y Ribera de Solsona, excepto para los vecinos, titulares de establecimientos y de vados y operaciones de carga y descarga. Ayer por la noche, la alcaldesa, Judit Gisbert, la concejala de Gobernación, Esther Espluga, y la arquitecta municipal responsable del proyecto, Anna Grau, informaron a los vecinos de las afectaciones a la movilidad por las obras de remodelación del tramo de la vía comprendido entre los números 29 y 37.
La reforma de la calle de Llobera y el ámbito de la plaza de Sant Pere para adecuar el pavimento en un único nivel y hacer el espacio accesible obligará a cortar el tránsito rodado a lo largo de toda la vía y, durante un tiempo, también de personas alrededor de la plaza –entre otras medidas, se cerrarán las escaleras cubiertas que comunican con el Vall Calent. Con todo, la alcaldesa dejó claro que todos los vecinos y las actividades económicas tendrán garantizado el acceso.
Esta intervención está previsto que finalice en noviembre, si bien la arquitecta advierte que el plazo se puede alterar en función de eventuales complicaciones, como el tiempo o la posible aparición de vestigios arqueológicos.
Para posibilitar la circulación exclusiva de los vecinos, mientras duren las obras en algunos tramos se podrá conducir en ambos sentidos, como por ejemplo entre las plazas de Sant Pere y Ribera, por la calle Estret y entre las travesías de Sant Isidre y de Llobera. También se podrá conducir en sentido contrario al habitual en el último tramo de la calle de Llobera, desde la plaza de Ribera, para salir por la plaza Mayor. En cambio, para llegar a la calle desde la plaza Mayor será necesario dar un rodeo por la travesía de Sant Josep de Calassanç.
Tarjeta de autorización
A partir de la próxima semana, los vecinos y los establecimientos afectados podrán recoger en las dependencias municipales tarjetas de autorización, donde deberán hacer constar la matrícula del vehículo, para circular, parar y estacionar en todo este ámbito.
Una veintena de personas acudieron ayer a la convocatoria del Ayuntamiento en la plaza de Sant Pere para explicar estas medidas y recoger inquietudes de los vecinos. Entre las dudas y preocupaciones de los asistentes, se habló del suministro de agua mientras duren las obras. En este sentido, se adecuará una canalización con un suministro provisional para evitar cortes de agua. En cuanto a la deficiente recogida de aguas pluviales de la calle, en el tramo nuevo se mejorará el drenaje, tal como remarcó Anna Grau.
La reurbanización consistirá en la supresión de barreras arquitectónicas, la renovación de los servicios subterráneos y la ampliación del espacio de la plaza de Sant Pere manteniendo su fisonomía. Además de garantizar la accesibilidad en este espacio y la comisaría de la Policía Local, la reforma también tiene por objetivo obligar a reducir la velocidad y pacificar el tránsito rodado en uno de los ejes principales del casco antiguo.
Se habilitará una rampa de acceso a la plaza, que también quedará delimitada por muretes de hormigón de 45 centímetros de altura. Finalmente, se construirá una plataforma única elevada y pavimentada con piedra del país de diferentes dimensiones. Losas grandes, de 40 por 40 centímetros, marcarán la parte central, con la doble finalidad de mantener el carácter original de la calle y definir su pendiente, desde donde se evacuarán las aguas pluviales. El resto de la pavimentación se configurará con losas estrechas de diferentes dimensiones.
Estos trabajos, que se licitaron en dos ocasiones después de que la primera licitación quedara sin efecto por falta de documentación, se han adjudicado a Construcciones Joan Colell Boix por 121.000 euros.