Vacío sanitario y la forma en que mueren años de trabajo y todo un sector

Artículo de opinión de Jeannine Abella, diputada en el Parlamento por Junts per Catalunya

Jeannine Abella Opinió
Jeannine Abella
20 de octubre de 2025 a las 16:13h

Hoy, en Cataluña, hay diez granjas vacías de vacas que hace quince días estaban llenas. Once, si sumamos que la última granja de vacas lecheras del Pallars Sobirà ha cerrado voluntariamente. Diez granjas que, hace quince días, luchaban contra sus problemas del día a día, pero iban tirando. Les preocupaba el exceso de papeleo, la falta de personal y la bioseguridad: porque en Francia hay una mosca que, si llega, será la ruina del sector. Y la mosca ha llegado. Y el Departament, a pesar de los avisos de los ganaderos, ni siquiera había impreso el protocolo para leer las instrucciones. Qué lástima que la voluntad de adelantarse de los ganaderos no fuera compartida por el Departament d’Agricultura.

El Departamento dice con orgullo que en cinco días ya se estaba vacunando. Y yo siento vergüenza. A pesar de los avisos, no había nada preparado. ¡Incluso, en las primeras 24 horas, negaron la necesidad de vacunar! Claro, no sabían si podrían comprar. Es mejor confundir a la sociedad haciéndole creer que no hace falta, pero a los ganaderos no les engañarán.

Avanzarse es ganar, y el Departamento de Agricultura va tarde.

Dermatosis Nodular Contagiosa: ahora todos conocemos este nombre. Y lo que implica —vacío sanitario—, que suena menos agresivo que decir “matar a todas las vacas y terneros de una granja en menos de 24 horas”. ¡Con eso sí que han sido rápidos: en matar a todos los animales! Pero con desinfectar la granja, destruir el pienso, la paja y el estiércol... el protocolo ya cuesta más de cumplir.

Por no hablar de los 280 kilómetros que deben recorrer los restos animales para ser incinerados en la Noguera. Sí, en la planta incineradora de Térmens, donde en un radio de quince kilómetros se concentra el 10% de la producción de leche de todo el país. El entorno de la incineradora debería estar vacunándose. A pesar de las medidas de seguridad implementadas, el riesgo cero no existe. Un trabajo bien hecho habría sido tener a punto una autorización para la destrucción de los sacrificios in situ, por si llegaba este momento, o el de la PPA o el de la gripe aviar.

En el debate de política general, desde Junts per Catalunya pedimos que el equipo de expertos creado para gestionar la dermatosis elabore, lo antes posible, un informe que determine si realmente los vacíos sanitarios son efectivos. ¿Hay que sacrificar a todos los animales solo porque lo dice Europa? ¿Y si lo analizan nuestros profesionales? ¿Cataluña no tiene eurodiputados que puedan luchar para cambiar una realidad si es injusta?

Al paso que vamos —y ojalá me equivoque—, la incomparecencia del Departamento puede suponer el fin de todo un sector. Y no será por falta de ganas ni de empuje de nuestros ganaderos. Menos mal que los tenemos.

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