URV Solidaria, el servicio de la Universitat Rovira i Virgili que coordina los proyectos de cooperación internacional para el desarrollo liderados por miembros de la comunidad universitaria, ha concedido financiación a siete proyectos en los que la investigación que se lleva a cabo en la institución sirve para ayudar al progreso de zonas desfavorecidas del planeta. Son las iniciativas mejor puntuadas de todas las presentadas a la convocatoria de este año y, con las ayudas de entre 4.000 y 13.000 euros, sufragan buena parte del presupuesto.
Concretamente, las siete iniciativas reconocidas son el empoderamiento de las mujeres como motor de cambio para superar la inseguridad alimentaria en Basse (Gambia), con la participación del Departamento de Ciencias Médicas Básicas; dos proyectos con la implicación del Departamento de Derecho Público, la segunda edición de la alfabetización para mujeres y jóvenes en zonas rurales de Udaipur (India) y el intercambio formativo de metodologías docentes transformadoras para promover la educación inclusiva y emocional de niños y adolescentes en una casa de acogida de Perú; la tercera fase del programa de acompañamiento educativo y desarrollo comunitario para la población infantil en situación de vulnerabilidad en Makumira (Tanzania), en el que colabora el Departamento de Gestión de Empresas; la instalación de un sistema de riego por goteo en la cooperativa agrícola de mujeres de Tounguene (Mauritania), y dos aplicaciones de móvil, una de lectura y formación docente en Kenia y otra para la detección precoz del retinoblastoma, un tipo de cáncer ocular, en países de renta baja.
Precisamente, este último proyecto, llamado Leukocheck, ya ha comenzado a desarrollarse, bajo la coordinación de Carme Julià, profesora del Departamento de Ingeniería Informática y Matemáticas, miembro del grupo de investigación ASCLEPIUS (Smart Technology for Smart Healthcare) y presidenta de la Fundación La Nineta dels Ulls, que es la entidad con la que se colabora en esta iniciativa y que tiene como propósito potenciar la investigación y la divulgación en torno a esta enfermedad.
El retinoblastoma es el cáncer ocular más frecuente en niños menores de 6 años. Se desarrolla en la retina en crecimiento y puede provocar ceguera o incluso la muerte si no se diagnostica a tiempo. Se trata, por tanto, de desarrollar una aplicación móvil innovadora para conseguir la detección precoz del retinoblastoma mediante el análisis de imágenes oculares captadas con un teléfono móvil. Concretamente, el aviso de que se empieza a desarrollar la enfermedad es la leucocoria, un reflejo blanco en la pupila que no es fácil de ver, ni siquiera en revisiones oftalmológicas pediátricas. Además, los niños, como son tan pequeños, no pueden decir si ven bien y tienen un aspecto totalmente sano.
Según explica Carme Julià, cuando la aplicación esté totalmente disponible debe permitir detectar de forma automática patrones de leucocoria. "Con flashes de corta duración para evitar la contracción de la pupila, se tomarán imágenes que serán procesadas internamente utilizando algoritmos de inteligencia artificial para encontrar los patrones de leucocoria. A la vez, a tiempo real, la aplicación informará al usuario si encuentra alguna anomalía, que podría ser debida al retinoblastoma o a otras patologías oculares que también se pueden detectar gracias a este proyecto, como son la catarata congénita o la enfermedad de Coats", explica Carme Julià.
De momento, se ha iniciado la fase de validación del primer prototipo de la aplicación diseñada, que no pide un móvil de gama alta y que será libre y accesible para todo el mundo. El primer testeo de toma de imágenes se hizo hace unos meses en Prades, en el encuentro anual de pacientes, familias y expertos que organiza la Fundación La Nineta dels Ulls. Ahora, los móviles con la aplicación se están probando en el Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona, en la Policlínica del Vendrell y en el Hospital Central de Maputo, en Mozambique, en el que se están empezando a tomar imágenes para ampliar la base de datos, entrenar la IA y conseguir, de este modo, que cada vez sea más fácil detectar de forma automática el retinoblastoma.