Joan Sans es alcalde de l'Arboç desde 2011, pero este mes de agosto su figura se hizo famosa en toda España. El 'boom' llegó en el momento decisivo del programa de RTVE Grand Prix, cuando su reacción emocional a la derrota corrió como la pólvora. Hablamos con el alcalde penedesenc sobre la situación del municipio, el icónico momento del Grand Prix y la importancia de la Diputación para los municipios pequeños.
Usted es el alcalde de l'Arboç desde hace años y dispone de mayoría absoluta. En las últimas elecciones rozó el 50% de los votos. Teniendo en cuenta que cada vez es más difícil encontrar mayorías absolutas en ninguna institución, ¿cuál es la fórmula que utiliza para lograr estos resultados?
No hay ninguna fórmula mágica, lo que hay es mucho trabajo, mucho esfuerzo y mucha determinación para lograr resultados reales que beneficien al pueblo. Todo esto te da un valor que considero esencial tanto en la política, como en la vida: la credibilidad. Es decir, si yo he quedado con usted a tal hora y en tal lugar para hacer esta entrevista es porque estaba seguro de que usted vendría y sería puntual. La credibilidad. Y la credibilidad en política, como en la vida, cuesta mucho ganar pero es muy fácil de perder. Tienes que luchar permanentemente por ella. Y yo creo que, humildemente, con mis aciertos y mis errores todo el mundo en l'Arboç sabe que me tomo la responsabilidad de ser alcalde con un máximo de exigencia personal. De aquí, creo, esta confianza reiterada en las urnas que realmente me emociona y a la que intento responder con mi trabajo diario, como el resto de concejales y concejalas.
Últimamente l'Arboç ha sido noticia, incluso en medios de fuera de la demarcación de Tarragona, por su participación en el programa de TVE el Grand Prix. ¿Qué balance hace? ¿Le ha sorprendido esta repentina popularidad mediática?
Pues mire, una de las prioridades que siempre he tenido en mente ha sido, precisamente, reforzar la marca de pueblo y darnos a conocer fuera de la ciudad. Utilizando todos los instrumentos que estén a nuestro alcance. Y participar en este programa de máxima audiencia de la televisión pública ha sido una palanca de divulgación para el pueblo extraordinariamente positiva. De hecho, participar en el Grand Prix de televisión española nos ha potenciado en el mapa. Le sorprendería la cantidad de mensajes y de inputs que hemos logrado como pueblo de l'Arboç gracias a participar en un programa que fue visto por millones de personas en toda España. La repercusión ha sido extraordinaria.
Y su reacción, emocionándose cuando se quedaron a las puertas de clasificarse para la final, también ha sido muy comentada...
Es que, aunque haya gente que no se lo crea, los políticos somos personas y reaccionamos con estímulos emocionales. Tenerlo tan cerca y quedar fuera por milímetros, en la última vuelta de la última curva, me tocó emocionalmente en ese momento, lo reconozco. Lo reconozco... y no me arrepiento. Pensaba en el esfuerzo que había hecho mucha gente para llegar a donde estábamos y en la ilusión de todo un pueblo, y me parecía muy injusto quedarnos a las puertas de la final. Pero me siento orgulloso de que decenas de miles de personas vieran cómo el alcalde de l'Arboç se emocionaba de ser el intérprete de un pueblo unido y cohesionado, que demostró saber llegar a donde llegó y que era capaz de ir más allá. Quizás esta reacción ha multiplicado el efecto de conocimiento de l'Arboç que era lo que queríamos estimular; fíjese las vueltas que da la vida (ríe). Muchos han descubierto nuestro patrimonio y nuestra cultura local gracias a haber participado en este programa. Como diría aquel, lo volveríamos a hacer.
Volvamos a los temas más mundanos, ¿cuáles serían las acciones que ha llevado a cabo el Ayuntamiento de l'Arboç en lo que llevamos de mandato municipal que considera más importantes?
La verdad es que podemos hablar de una lista amplia y variada: la ampliación del CAP -básico para el conjunto de la ciudadanía del pueblo-, la nueva estación que pedimos desde hace años, el nuevo contrato del servicio de la limpieza, la próxima peatonalización de la calle del hospital, la inversión en sistemas de videovigilancia y la pacificación del tránsito intra-municipal, la restauración de la plaza de la Puntaire y de la zona de los antiguos lavaderos, etcétera. Como puede ver no estamos de brazos cruzados; cada una de estas medidas implica tiempo, dedicación, esfuerzos y aciertos, pero es una satisfacción moral inexplicable cada vez que podemos llevar a cabo un avance. Le pongo un ejemplo, hace poco pudimos inaugurar las obras de restauración integral de los antiguos lavaderos que teníamos en el pueblo, en la zona de la calle Vives Mañé, en pleno núcleo urbano. Pues bien, estas obras, que han sido posibles gracias a la cofinanciación que obtuvimos de la Diputación de Tarragona, nos han permitido rehabilitar una parte muy importante y representativa de nuestro núcleo histórico. Así, paso a paso, escalón a escalón, vamos avanzando...
Ya que habla de la Diputación, usted es diputado provincial por el PSC, ¿qué le diría a todos aquellos que dicen que hay demasiadas administraciones y que se deben eliminar las Diputaciones?
Pues que hablan desde el desconocimiento. Lo digo objetivamente. Mire, en esta demarcación hay más de 180 municipios de los cuales sólo una veintena superan los 20.000 habitantes. Pues bien, si la mayoría de pueblos -incluso de ciudades medianas- se quedaran un día sin los recursos y los servicios que reciben vía Diputación la calidad de vida de sus vecinos o vecinas bajaría sensiblemente. Así de claro. Ellos mismos no tienen disponibilidad presupuestaria o personal necesario para ofrecer el catálogo de servicios o de equipamientos municipales que demandan sus vecinos. Si no fuera por la Diputación, tanto a nivel presupuestario, subvenciones, ayudas, proyectos, servicios, etcétera, la gran mayoría de municipios del Camp de Tarragona, de las Terres de l'Ebre o del Penedès quedarían huérfanos y abandonados a sus propios recursos que en muchos casos, por el bajo nivel de población, son netamente insuficientes.
¿Por ejemplo?
Por ejemplo yo mismo soy vicepresidente de la comisión informativa de servicios a la ciudadanía de la Diputación de Tarragona. Le invito a que cuando termine la entrevista consulte en el portal de la Diputación la cantidad de servicios que ofrecemos a la ciudadanía de las comarcas tarraconenses. A todos los niveles: cultura, educación, actividades sociales, deportes, patrimonio, medio ambiente, salud pública, prevención de incendios, turismo, ocupación, investigación, y así un largo etcétera. Todo esto es posible porque existe la Diputación, si desaparece también desaparecerá un presupuesto anual superior a los 220 millones de euros al servicio del conjunto de la población de las comarcas tarraconenses. Así de claro...
¿Está satisfecho tanto de su labor como alcalde como de su responsabilidad en la Diputación?
Satisfecho no sería la palabra. Yo diría más bien que estoy convencido de estar trabajando en la buena dirección, pero huyendo de cualquier tentación de decir que no hay problemas o que todo está resuelto. En absoluto. Es evidente que siempre queda trabajo por hacer y reivindicaciones justas que merecen ser satisfechas. Ahora bien, como los mismos resultados electorales confirman creo que estamos haciendo las cosas bien y que hay que seguir la senda de la estabilidad y de la buena gestión que es la que da resultados tangibles a pie de calle. Los gritos, los insultos y las descalificaciones no aportan nada positivo.
Pues ya que habla de gritos, para terminar, ¿cómo ve la legislatura tanto en Cataluña como en el conjunto de España?
Dos cuestiones. Primera, la llegada a la presidencia de la Generalitat del president Illa y de su equipo ha supuesto un antes y un después a nivel de política catalana. Creo que es evidente para todo el mundo. Después de muchos años de inestabilidad volvemos a tener un Gobierno que se centra en la buena gestión para lograr hitos reales que beneficien al conjunto de la ciudadanía, sin exclusiones ni divisiones artificiales. Volvemos a tener un buen Gobierno, en definitiva.
Segunda, lamentar que en el conjunto de la política española Vox y PP hayan alimentado un discurso de descalificaciones permanentes, y casi personales, al presidente y a los miembros del Gobierno -piense que se habla alegremente de “mafia”- que ha llegado a un nivel de decibelios absolutamente irrespirable. Lo considero un error, precisamente mi responsabilidad como alcalde me demuestra que la ciudadanía lo que nos pide a la política son soluciones, no insultos. Con la deshumanización del considerado “diferente” no hay ninguna sociedad que esté en condiciones de avanzar. Ojalá algún día en el conjunto de España tengamos una derecha que sea equiparable a la derecha democrática europea...