Un manto de barro, restos vegetales, desechos y polvo predomina este lunes en las calles más cercanas a la desembocadura del Foix en Cubelles (Garraf). Un día y medio después del desbordamiento, los servicios de limpieza se esfuerzan en retirar los vestigios de la riada en las calles mientras los vecinos de varios edificios sacan agua de los aparcamientos subterráneos con ayuda de los Bomberos. En muchas comunidades hay coches destrozados. El Ayuntamiento asegura que está estudiando pedir la declaración de zona catastrófica. En paralelo a la tarea de los servicios jurídicos, el consistorio insta a la Agencia Catalana del Agua a revisar las condiciones del pantano para evitar más desbordamientos. "No nos puede volver a quedar el pueblo desgraciado", afirma la alcaldesa, Rosa Fonoll.