Hoy se cumplen 50 años de la muerte de Francisco Franco. Medio siglo después, la dictadura ya no es un recuerdo vivido por la mayoría de leridanos ni catalanes, pero mientras en las redes sociales circula la idea de que “con Franco se vivía mejor”, las calles de Lleida explican otra historia: la de una ciudad que, a pesar de eliminar los vestigios del fascismo, todavía convive con algunos y, además, ve crecer el apoyo a los partidos de extrema derecha, un hecho extrapolable a todo el país.
Poco a poco Lérida ha ido borrando los vestigios del franquismo
Desde la Transición, Lérida ha ido retirando, a menudo con retraso, buena parte de la simbología fascista. Uno de los puntos de inflexión fue el derribo del monolito franquista de la plaza Cervantes, dedicado a los “caídos por Dios y por España”, a finales de los años 2000.
A partir de los años 2000, y sobre todo a partir de 2017, la Paeria intensificó el trabajo con las placas del Ministerio de la Vivienda con el yugo y las flechas falangistas. En 2017 se empezaron a retirar decenas de placas de bloques de protección oficial, operación que se completó parcialmente con una nueva tanda en 2020, cuando se retiró una veintena de placas que aún resistían en diversos edificios de la ciudad.
Aun así, todavía en 2024 se localizaban cuatro placas franquistas “supervivientes” en los números 23, 28, 30 y 32 de la calle Ciutadella, en el barrio de Balàfia. Tras la denuncia pública, la Paeria las retiró en otoño del mismo año, poniendo punto final –como mínimo sobre el papel– a esta iconografía en portales de vivienda.
Otro símbolo muy visible y reconocido por los leridanos era el escudo franquista de Gardeny, con águila, yugo y flechas, en la fachada del antiguo edificio de Capitanía de Infantería. Tras años de polémica y de estar simplemente tapado, en diciembre de 2021 la Paeria inició su desmontaje y lo trasladó al Archivo Arqueológico municipal.
En paralelo, en 2020 se cambiaron las últimas calles dedicadas a prohombres del régimen (Montaña, Sangenís, Carmelo Fenech, Nadal Gaya) por nombres de mujeres y referentes culturales y democráticos, de manera que Lérida quedaba prácticamente libre de nomenclátor franquista.
En el cementerio, las actuaciones han ido virando hacia la memoria de las víctimas: el monumento a los fusilados de El Albagés, inaugurado en 1980, ha sido recontextualizado y en 2024 se estrenó una nueva placa con todos los nombres.
Sin embargo, perdura el recuerdo de las víctimas del franquismo. De hecho, este próximo 25 de noviembre tendrá lugar en la Sala Jaume Magre de Lleida una nueva sesión de los Debates de Memoria, enmarcada en la efeméride. El acto propone una reflexión crítica sobre el franquismo y la memoria histórica en el país. El historiador Julián Casanova presentará su reciente biografía del 50 aniversario de la muerte del dictador, en la que revisa su trayectoria y contextualiza el régimen dentro de los totalitarismos del siglo XX. El libro desmitifica la figura de Franco y analiza las estructuras de poder, represión y propaganda que sostuvieron el franquismo
¿En qué punto están los ideales fascistas en la actualidad?
Este aniversario llega en un contexto político inquietante. En Cataluña, la extrema derecha ha pasado de ser inexistente en el Parlament a tener presencia estable y en ascenso.
En 2021, Vox entró por primera vez en la cámara catalana con 11 diputados, gracias a un 7,7% de los votos. En 2024 repitió los 11 escaños, y a su lado apareció Aliança Catalana, que con un 3,77% de los votos consiguió 2 escaños y dio voz a un independentismo abiertamente xenófobo.
Según el último Barómetro del CEO, las proyecciones sitúan a Vox entre 10 y 12 escaños y a Aliança Catalana entre 8 y 11, multiplicando por cinco su resultado de 2024.
Diversos estudios apuntan que uno de cada cinco catalanes estaría dispuesto a votar una fuerza de extrema derecha, con especial incidencia entre los menores de 50 años, y que Vox y AC capitalizan el malestar en torno a la inmigración, la inseguridad y la desconfianza en la política tradicional. De hecho, la última encuesta del CIS apunta que un 13 % de los jóvenes españoles de entre 18 y 24 años defienden que una dictadura puede ser preferible a la democracia. Para combatir la desinformación, desde el departamento de Educación han impulsado un material didáctico que se titula '50 razones por las que con Franco NO se vivía mejor', una herramienta que se distribuirá en los centros educativos.
Ruta por los vestigios franquistas que perduran en Lleida
Para quien quiera aprovechar la fecha para mirar el pasado cara a cara, proponemos este recorrido, basado en el itinerario oficial de la Paeria adaptado a pie de ciudadano:
- Catedral Nova (c. del Bisbe)
Comenzar frente a la placa de piedra de la fachada principal. Buena puerta de entrada al nacionalcatolicismo de posguerra.
- Almodí Vell – Centre Històric
Bajando por la calle Mayor, llegar a Almodí Vell. Allí se pueden ver:
- La efigie de Franco en relieve.
- El letrero con el lema “ESPAÑA UNA! GRANDE! LIBRE!”.
- La efigie de Franco en relieve.
- Plaça dels Gramàtics y calles Sant Martí / Universitat / República del Paraguai
Dar una vuelta por estas calles y plazas para localizar las siglas OSH en los portales de antiguas viviendas de protección oficial.
- Carrer Conca de Barberà
Parar frente al relieve de la Central Nacional Sindicalista (pico, espiga, palma y siglas OSH), hoy todavía incrustado en la fachada.
- Plaça Sant Antoni Maria Claret – “1º de Octubre”
Buscar la placa del “Grupo de viviendas 1º de Octubre”, recuerdo de un calendario franquista que convertía fechas y efemérides en propaganda.
- Grup “Hermanos Franco Gaminde”
Acercarse a los bloques que conservan la gran placa con el nombre del grupo y el año de construcción.
- Antiga presó / LL-11
Con vehículo o autobús, ir hasta el edificio de la antigua cárcel, donde todavía está la placa a los fusilados del bando nacional.
- Cementiri de Lleida – Departament de Sant Josep
Cerrar la ruta en el cementerio, entrando por el Departamento de Sant Josep, donde se combinan fosas comunes, memorias enfrentadas y actuaciones recientes para dignificar a las víctimas.