La movilidad en las comarcas de Girona inicia una nueva etapa con una inversión global de más de 126 millones de euros en grandes infraestructuras viarias. Por un lado, el Ministerio de Transportes ha licitado por 118,3 millones de euros las obras para duplicar la variante de Figueres de la N-II, mientras que, por otro, el Govern de la Generalitat y el Ayuntamiento de Celrà han acordado una inversión de 8 millones para hacer realidad la variante del municipio y sacar el tráfico del núcleo urbano.
La nueva variante de Figueres
En cuanto al Alt Empordà, el Consejo de Ministros ha dado luz verde al concurso de las obras para desdoblar completamente la variante de Figueres, un tramo de 8,2 kilómetros entre el enlace de Figueres Sur de la N-II y Pont de Molins. El proyecto prevé construir una nueva calzada en el lado derecho de la actual carretera, con dos carriles por sentido, arcenes más anchos y una mediana central de separación. Una vez finalizada la actuación, la variante tendrá dos calzadas de siete metros de anchura por sentido y estará preparada para absorber un volumen de tráfico muy superior con mayor seguridad.
Las obras también incluyen la remodelación de los enlaces con las carreteras C-31, C-260 y N-260, puntos clave para la conexión con L'Escala, Roses, Castelló d'Empúries, Llançà y Portbou. La actuación se coordinará con el resto de proyectos en marcha para mejorar la conexión entre la N-II y la AP-7, uno de los corredores viarios más importantes del norte de Cataluña
Desviar el tráfico del centro de Celrà
Paralelamente, en el Gironès, Celrà da un paso decisivo hacia una reivindicación histórica. El Govern y el Ayuntamiento han firmado un acuerdo para invertir 8 millones de euros en la adecuación del vial perimetral del polígono industrial, que asumirá la función de variante y permitirá desviar el tráfico de la C-66 fuera del centro del municipio. Actualmente, esta carretera atraviesa el casco urbano y genera problemas de ruido, seguridad y convivencia.
Con el proyecto, los vehículos sin origen ni destino en Celrà circularán por el vial perimetral, mientras que los tramos urbanos de la C-66 pasarán a ser calles municipales. La actuación incluirá la rehabilitación del firme, la mejora de los accesos y diversas medidas de seguridad vial. Una vez acabadas las obras, se formalizará el cambio de titularidad de las vías. Del coste total, 1,5 millones los aportará el consistorio y el resto la Generalitat.
El alcalde de Celrà, David Planas, ha destacado que el proyecto permitirá “reducir el tráfico por el centro del pueblo y ganar seguridad y calidad de vida”, al tiempo que avanza hacia un modelo de movilidad más ordenado y adaptado a las necesidades del municipio.
Con estas dos actuaciones, Girona consolida unas de las inversiones en movilidad más importantes de los últimos años, con el objetivo de mejorar la conectividad, reforzar la seguridad vial y reducir el impacto del tráfico en los núcleos urbanos.