Girona destina la mitad de las ayudas de urgencia social a afrontar situaciones de emergencia por riesgo o pérdida de vivienda. El año pasado el consistorio destinó casi 670.000 euros para dar respuesta inmediata a 954 familias que pasan penurias. De este global, el 50% fue para vivienda, seguido de las ayudas para subsistencia; es decir, comprar alimentos.
La teniente de alcaldía de Servicio a las Personas, Núria Riquelme, admite que las dificultades para tener un techo "han impactado de lleno en la realidad de los servicios sociales". Además, no poder pagar el alquiler o la hipoteca, en muchos casos, condiciona también la cobertura de lo más básico. En la ciudad, casi 2.500 personas viven en la pobreza y no pueden afrontar los gastos del día a día.
Durante 2024, Girona destinó 699.391,18 euros a ayudas de urgencia social. Son todas aquellas, precisa Riquelme, que permiten parar el golpe y atender a aquellas familias que lo están pasando mal y se encuentran con un problema económico sobrevenido. Entre otros, el listado incluye subvenciones para pagar los suministros básicos (luz, agua y gas), para comprar alimentos, por motivos de salud o para que los padres puedan hacer formaciones y planes de trabajo.
Pero de todas estas, hay unas que sobresalen claramente por encima de las demás. Son todas las relacionadas con situaciones de riesgo o de pérdida real de vivienda, que llegan a representar hasta la mitad del dinero que el Ayuntamiento destina a ayudas de urgencia social. Durante el año pasado, fueron 352.421,42 euros.
La mayoría de esta cantidad (302.987,64 euros) ha sido para cubrir situaciones de emergencia habitacional que han sufrido 119 familias gerundenses. Son ayudas que se han destinado a pagar alquileres para evitar que perdieran el piso donde viven. O bien, en aquellos casos en que ya se han quedado sin techo, darles alojamiento en pensiones u hostales. "Las ayudas son un reflejo de la realidad social y económica", explica Riquelme. "Desgraciadamente, los problemas por la vivienda han impactado directamente en los servicios sociales, y es una de las dificultades más grandes que tienen muchas familias", añade la teniente de alcaldía.
Núria Riquelme explica que, en el caso de los desahucios, el Ayuntamiento de Girona puede dar alojamiento provisional a dieciocho familias "mientras se les busca una solución más permanente". Pero también admite —y critica— que las dificultades de financiación con las que se encuentran los consistorios son un tope a la hora de poder ampliar las ayudas. "Necesitamos más recursos, y sobre todo también más viviendas", subraya Riquelme, insistiendo en que todos los pisos vacíos que la Sareb tiene en la ciudad "y que hace años y años que reclamamos gestionar, aún están bloqueados".
Para comprar comida
Por detrás de la vivienda, el otro gran paquete —que representa el 38% del global— hace referencia a las ayudas de subsistencia. Aquí, durante el año pasado, el Ayuntamiento de Girona destinó 265.722,57 euros (entre otros, para que 269 familias de la ciudad pudieran comprar alimentos). En paralelo, el consistorio también aportó 26.178,29 euros en ayudas para poder pagar facturas de luz, agua y gas. "Las ayudas de subsistencia y las de suministros básicos permiten que las familias puedan afrontar su día a día; y son también otra de las grandes patas que se atiende desde servicios sociales", explica Núria Riquelme.
Aunque a raíz de la pandemia las ayudas de urgencia social se incrementaron, durante 2023 (y superada la emergencia de la covid-19) se notó cierta mejora. Pero el año pasado, las dificultades económicas supusieron que, de nuevo, el ayuntamiento tuviera que destinar más dinero. En concreto, un 6% (pasando de 658.000 euros a los casi 670.000). "Ha habido un repunte que, precisamente, relacionamos con todo el impacto que han tenido los problemas de vivienda sobre las familias", concreta la teniente de alcaldía de Servicio a las Personas.
En situación de pobreza
Durante el año pasado, los servicios sociales del Ayuntamiento de Girona atendieron a 7.226 personas. Aquí se incluyen no sólo aquellas que se dirigieron allí por situaciones de emergencia, sino también aquellas otras que recibieron otros apoyos económicos (por ejemplo, vales para adquirir medicamentos, complementos a la beca comedor, reducciones en la cuota para la guardería o ayudas para alimentos a través del CDA).
De todos estos gerundenses, el consistorio valoró la situación económica de 5.141 (el 71% de los atendidos). Casi la mitad —2.477, el 47,5%— viven en situación de pobreza y no pueden cubrir las necesidades básicas: alimentación, vivienda y consumo energético.
"Es una cifra que nos preocupa, porque se trata de personas y familias que tienen dificultades muy serias", admite la teniente de alcaldía. "Intentamos apoyarlos en todo lo que podemos, pero la ayuda nunca es suficiente", afirma Núria Riquelme, precisando que Girona también sufre una situación de sinhogarismo que hay que atender y se ha convertido en "un problema real". "Por eso, otra vez, reclamamos recursos más allá del Ayuntamiento, porque la ciudad tiene el único equipamiento de toda la demarcación para atenderlos", concluye Riquelme (en referencia a La Sopa).