Uber ha elevado el tono contra la futura ley del taxi en Cataluña, que se debe aplicar en 2026, y la ha calificado de “contraria a la innovación”. En una entrevista en El Periódico, el director ejecutivo de Uber en España y Portugal, Felipe Fernández, asegura que la regulación hará retroceder la movilidad de Barcelona “a los años 90” y recupera escenas de dificultad para encontrar vehículo en momentos punta: “Llevará a los años en que salir a la calle un sábado por la noche y buscar un taxi era muy complicado. O un lunes en hora punta”.
Según Fernández, el borrador “pone en riesgo la movilidad, la innovación, será un marco regulatorio que no será seguro para poder fomentar las inversiones en electrificación, en autónomos. Y pondrá en riesgo a los más de 4.000 conductores de VTC en Barcelona, que se quedarán en la calle”. A su vez, sostiene que es “un mito” que las VTC amenacen al taxi.
El directivo rechaza el choque frontal con el sector tradicional y defiende la convivencia: “No están en riesgo los trabajos de los taxistas. Uber y el taxi no son rivales, no se trata de Uber o el taxi, sino que es Uber y el taxi”. Y añade que la experiencia internacional les avala: “Hace 16 años que empezamos y en ninguna de las más de 150 ciudades donde operamos el taxi ha desaparecido por la llegada de Uber. Al contrario”. También califica de “muy minoritario” el rechazo a la plataforma dentro del colectivo, y destaca que más de 2.500 taxistas utilizan la aplicación en Barcelona, con 500 altas en los últimos tres meses.
A pesar de las críticas, Uber abre la puerta al diálogo y pide ajustes antes de que la ley entre en vigor. “No es demasiado tarde”, dice Fernández, quien defiende que “Aún estamos a tiempo de ajustar las condiciones de la ley para que sea inclusiva y no excluyente”. Sobre una posible salida de Barcelona, lo niega y apunta a acuerdos recientes: “Nosotros llegamos a Barcelona para quedarnos. El acuerdo del Barça es una muestra, y es solo una parte de lo que continuaremos haciendo”. Y garantiza continuidad incluso si la norma prospera: “Si la ley avanza, nosotros seguiremos en Barcelona y continuaremos adaptándonos, como siempre hacemos, a las regulaciones que se cambian en las ciudades donde operamos”.
La conclusión del directivo es tajante sobre el impacto económico, pero reafirma la permanencia de la compañía: “Pondrá en riesgo inversiones que queremos hacer, pero seguiremos en Barcelona”.