A partir de este lunes, los conductores que circulen por la C-31 entre Castelldefels y Gavà (Baix Llobregat) deberán levantar un poco el pie del acelerador durante las noches. Los Departamentos de Territorio y de Interior han anunciado que, hasta el 4 de diciembre, se aplicará una limitación temporal de velocidad a 70 km/h en un tramo de seis kilómetros, activa cada noche entre las 22 h y las 7 h.
La medida, que se enmarca dentro de una prueba piloto, tiene como objetivo reducir la contaminación acústica que afecta a unos 2.500 vecinos de la zona, expuestos diariamente al ruido del tráfico de una de las vías más transitadas del litoral metropolitano. En este sector de la C-31, la velocidad máxima habitual se sitúa entre los 80 y los 100 km/h, de modo que la reducción supondrá una pequeña ralentización del trayecto —aproximadamente un minuto más según los cálculos de la Generalitat—, pero con beneficios acústicos y ambientales notables.
Para supervisar y evaluar los resultados de la prueba, se instalarán radares de control de velocidad y dos sonómetros que medirán la evolución del nivel de ruido nocturno durante las semanas de aplicación.
Según ha explicado el director del Servei Català de Trànsit, Ramon Lamiel, "la gestión del tráfico reduciendo la velocidad nos permitirá aumentar la seguridad vial y también mejorar la calidad ambiental de este entorno urbano".
En la misma línea, el director de Infraestructuras de Movilidad, David Prat, ha destacado que el objetivo es "mejorar la calidad de vida del vecindario optimizando la infraestructura", una apuesta que busca equilibrar la fluidez del tráfico con el bienestar de los residentes cercanos a la vía.
Esta actuación forma parte del plan estratégico que la Generalitat está elaborando para reducir de manera significativa el impacto acústico de la red viaria catalana, especialmente en los tramos urbanos o próximos a zonas residenciales.
Con esta iniciativa, el Govern quiere comprobar hasta qué punto una reducción moderada de la velocidad puede tener efectos positivos sobre el ruido y la seguridad sin perjudicar significativamente la movilidad. Si los resultados son positivos, la medida podría extenderse a otros puntos sensibles del territorio donde la convivencia entre tráfico y vecindario sigue siendo un reto.
