Adiós a la Barcelona de toda la vida: Cierra un restaurante histórico después de 75 años

El local cierra tras 75 años de desayunos de tenedor y menús diarios y siempre regentado por miembros de la misma familia

24 de octubre de 2025 a las 21:00h

La Barcelona de este 2025 no se parece en nada a la ciudad que era en el año 1950, pero por las calles centenarias de la ciudad aún se pueden encontrar locales, restaurantes, comercios y tiendas históricas con décadas e incluso siglos de historia. Eso sí, cada vez menos, porque muchos de ellos bajan las persianas, a veces por cansancio, a veces por jubilación, otras por falta de relevo generacional y en muchas ocasiones por el aumento del coste de vida, de los alquileres y de los costes a los que tienen que hacer frente.

En el caso de Can Tosca, un restaurante histórico ubicado en el barrio de Gràcia, concretamente en la calle Torrent de l'Olla, cerca de la Travessera de Gràcia, la causa de su cierre es la jubilación de sus propietarios. Según informa el diario ‘Ara’, Can Tosca cerrará sus puertas el próximo jueves, 30 de octubre, por la jubilación de Imma y Rosa, las actuales responsables del local. 

Durante 75 años, el negocio ha estado en manos de la familia Sánchez Tosca. Han sido décadas de desayunos de tenedor y menús diarios que se despedirán de Barcelona en pocos días.

Can Tosca, a Barcelona
Can Tosca, a Barcelona

 

Un restaurante con 75 años de historia

En 1949, el padre de Imma y Rosa, Enric, se quedó con el local y lo rebautizó como ‘Nuevo Reus’. Pocos años después, sin embargo, la muerte de Enric hizo que su mujer, Conxita, cogiera el negocio y lo gestionara sola con solo 30 años, viuda y con dos hijas pequeñas. Las dos niñas, ahora a punto de jubilarse, empezaron a ayudar a su madre muy pronto, y en los años 60 llegó el cambio de nombre, Can Tosca, haciendo honor al apellido familiar. Fue entonces cuando el local empezó a hacerse famoso gracias a sus menús y a los platos más clásicos como el fricandó, las albóndigas o los callos, tal y como recoge el diario ‘Ara’. 

Finalmente, Imma y Rosa terminaron heredando la gestión del bar, y actualmente el hijo de Imma, David, también es uno de los principales responsables. De hecho, ante la decisión de jubilarse y traspasar el bar, muchos clientes han propuesto a David que se haga cargo y continúe con el negocio familiar, pero él considera que sin su madre y su tía, “no sería lo mismo” continuar.

Este año, por fin han encontrado un comprador que les ha prometido mantener la esencia del local e incluso ha detallado que pretende mantener las fotos que pintan las paredes del restaurante y que son una gran muestra gráfica de los últimos 75 años del barrio. De momento, la familia está centrada en despedirse del local como Dios manda y continuarán ofreciendo menús y desayunos hasta el 30 de octubre, cuando harán una despedida con su clientela, a quien invitarán a una copa de cava. 

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Eric Mendo
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