El programa El Cap de Govern respon de Andorra Televisió ha vuelto a poner a Xavier Espot ante las inquietudes de la ciudadanía, esta vez a través de cuatro miembros de la Visura ciudadana. El espacio pretendía dar voz directa a los ciudadanos, pero el resultado ha dejado más sensación de discurso institucional que de respuestas concretas.
La vivienda rompe el hielo
Preguntado por el aumento de los precios de los pisos y el futuro del mercado del alquiler, Espot ha defendido que el país avanza hacia una desintervención “paulatina y quirúrgica”. Ha querido tranquilizar a los ciudadanos asegurando que “no hay que sufrir”, a pesar de no concretar qué efectos inmediatos pueden esperar los arrendatarios. Sí ha anunciado una de las medidas más relevantes de la noche: la previsión de aplicar topes máximos al precio del metro cuadrado, diferenciados por zonas geográficas, antes de finales de año. Una regulación que, paradójicamente, convive con el discurso de desintervención.
En cambio, ha descartado cualquier regulación sobre los alquileres de locales comerciales, argumentando que “no son un derecho esencial como la vivienda” y que, por lo tanto, este mercado no requiere intervención pública.
Acuerdo de asociación sin referéndum a la vista
En cuanto al Acuerdo de asociación con la Unión Europea, Espot ha intentado rebajar la importancia del debate sobre si el acuerdo será considerado Mixto, es decir, si requiere la ratificación de todos los estados miembros. Según él, incluso aquellos países que defienden que es mixto “quieren votar a favor igualmente”. No ha entrado, sin embargo, en el previsible escenario de que los parlamentos nacionales de estos países puedan bloquear la ratificación. En este punto, ha cargado contra los periodistas, acusándolos de “confundir a la ciudadanía”.
En cuanto al referéndum, Espot ha insistido en que “ahora no es el momento oportuno”, y ha atribuido las demandas de convocatoria inmediata a un intento de “expulsar DA del poder”. Según el jefe de Gobierno, el texto del acuerdo todavía no está lo suficientemente “estabilizado” y la consulta debe hacerse “cuando la ciudadanía pueda decidir de manera madura y consciente”. No ha garantizado que el referéndum pueda celebrarse esta legislatura y ha dejado la decisión futura en manos de quien le suceda. Sí ha avanzado, sin embargo, que la votación se hará después de la firma entre las dos partes y la ratificación por el Parlamento Europeo, independientemente de si después es necesario el aval de todos los estados. “Esperar años no tendría sentido”, ha justificado.
Modelo de país: reconocimiento de tensiones pero poco detalle
En el bloque más estratégico de la noche, Espot ha reconocido que Andorra vive “tensiones evidentes” derivadas del crecimiento, poniendo sobre la mesa ejemplos que todos tienen presentes: la presión sobre el hospital, los recursos hídricos y las colas de tráfico. A pesar de este diagnóstico, ha defendido que una parte de este crecimiento es necesaria porque “los ciudadanos que vienen generan riqueza que permite mejorar los servicios públicos”. El mensaje central ha sido la búsqueda de un punto de equilibrio, aunque sin concretar ningún umbral, ningún volumen de población óptimo o ningún criterio claro. La idea de “equilibrio” ha funcionado como leitmotiv, pero ha quedado sin traducción operativa: Espot ha evitado entrar en medidas concretas o escenarios futuros.
Pensiones: reformas dolorosas pero indeterminadas
En materia de pensiones, Espot ha asegurado que el modelo actual es fruto de una CASS diseñada en los años 60 y que son necesarias reformas estructurales. Ha avisado de que serán “medidas impopulares” y que habrá decisiones que no gustarán a la ciudadanía.
No les ha detallado, pero no ha descartado alargar la edad de jubilación, dejando la puerta abierta a una reforma profunda que puede sacar adelante la mayoría de DA si el resto de formaciones no se suman, pero todavía sin ninguna propuesta definida sobre la mesa.
Un anuncio hábil… o esquivo
El acto ha servido para volver a mostrar la habilidad oratoria de Espot, que ha dominado el terreno como un jugador de fútbol centrocampista que reparte juego sin correr riesgos. Todo ello ha derivado en un cierto mareo de perdiz: respuestas parciales, desvíos hacia el balance de acción de gobierno y una clara preferencia por reafirmar el relato institucional más que aclarar las dudas directas planteadas por la Visura.
El espacio, pensado para acercar el Govern a la ciudadanía, ha ofrecido una exhibición de control escénico, pero ha dejado la sensación de que muchas de las preguntas han quedado sin respuesta.
