Una cincuentena de personas han cortado este sábado de manera intermitente la N-340 a la altura de Amposta para denunciar lo que califican de “abandono estructural” de las Terres de l’Ebre. Entre los concentrados había agricultores, empresarios del polígono Oriola y vecinos afectados por los fuertes aguaceros de los últimos meses, que han unido fuerzas para exigir soluciones urgentes.
La protesta se ha hecho en el punto donde la carretera estatal atraviesa el camino del Lligallo, cerrado desde hace más de un año y convertido, según denuncian, en un símbolo de la dejadez institucional. Los manifestantes reclaman la reapertura del paso, el acondicionamiento de la vía y la construcción de una rotonda de acceso que permita una circulación más segura tanto para los vehículos como para los trabajadores del polígono.
Además, los participantes han aprovechado la acción reivindicativa para poner sobre la mesa problemas que hace tiempo que se repiten en el territorio. Piden una limpieza inmediata de los barrancos para evitar nuevos episodios de inundaciones como los que han afectado Masdenverge, Amposta o Santa Bàrbara este año. También reclaman un plan de prevención de incendios adaptado a la alta vulnerabilidad de la zona, así como mejoras en los servicios ferroviarios, que consideran obsoletos e insuficientes.
“Somos el culo de Cataluña, estamos abandonados, pero no solo por los barrancos: también en los fuegos, en la agricultura, en los trenes...”, ha denunciado Carlos Tomàs, portavoz de la Plataforma de Afectados por el Barranco de la Galera de Masdenverge. Según dice, la paciencia del territorio “se ha agotado” y no descartan nuevas movilizaciones si las administraciones no actúan.
La protesta, que se ha desarrollado sin incidentes, ha provocado **retenciones puntuales en la N-340**. Los convocantes prevén repetir **acciones de presión** en las próximas semanas si no se anuncia un calendario de actuaciones concretas.