La mayoría de municipios catalanes estas semanas están inmersos preparando y disfrutando sus fiestas mayores. En el Berguedà, el pueblo de Peguera no es una excepción. Decenas de personas se concentran este domingo para comer juntos, ver teatro o bailar. La particularidad, sin embargo, es que en Peguera desde 1968 no vive nadie. Con el fin de la actividad minera en la zona, este pequeño núcleo de Fígols quedó deshabitado. Esto, sin embargo, no fue ningún impedimento para que desde hace 27 años Antonio Casòliva y su familia recuperaran la fiesta cada último domingo de julio. Su hijo y uno de los principales organizadores, Toni Casòliva, explica a la ACN que ver año tras año el reguero de gente que va "pone la piel de gallina".