Un estudio científico liderado por el Instituto de Investigación Sanitaria Pere Virgili (IISPV) y el Sistema de Emergencias Médicas de Cataluña (SEM) ha constatado que la incidencia de la muerte súbita cardíaca (MSC) es notablemente inferior en la región mediterránea: aproximadamente un tercio menos que en los países del norte de Europa y de los Estados Unidos. Los datos forman parte de la investigación “Epidemiology of sudden cardiac arrest in the western Mediterranean area based on a prospective registry”, que analiza con detalle las causas principales de este fenómeno.
Según los resultados, el 70% de todas las muertes súbitas tienen origen cardíaco. Entre estas, la enfermedad coronaria crónica encabeza el ranking como primera causa, seguida de la enfermedad coronaria aguda y de las miocardiopatías. Otro 15% están relacionadas con patologías cardiovasculares no estrictamente cardíacas, como tromboembolismos pulmonares o hemorragias intracraneales, y el 15% restante responde a causas no cardiovasculares, como hemorragias digestivas o infecciones graves.
El cardiólogo del Hospital Universitario Joan XXIII, Alfredo Bardají, destaca un cambio relevante detectado por el estudio: “El infarto agudo de miocardio está perdiendo peso como causa de muerte súbita cardíaca gracias a la mejora del tratamiento en las fases iniciales”. Un progreso que evidencia el impacto positivo de los protocolos de actuación rápida.
Pacientes sin antecedentes y sin síntomas previos
Así y todo, la prevención continúa siendo un reto mayúsculo. Solo uno de cada tres pacientes tenía antecedentes cardíacos, hecho que dificulta la identificación previa del riesgo. Además, en la mitad de los casos, la parada cardíaca se produce sin ningún síntoma previo, tal como señala Youcef Azeli, investigador principal del proyecto y médico del SEM: “Esto hace muy complicado aplicar un tratamiento o una prevención inmediata”.
A pesar de esta dificultad, los investigadores han detectado una pista importante: un 20% de las víctimas había consultado a un profesional sanitario durante las cuatro semanas anteriores. Este dato pone el foco en la necesidad de impulsar nuevas estrategias de detección a medio plazo, aprovechando estas consultas para identificar patrones de riesgo hasta ahora pasados por alto.
El estudio refuerza la necesidad de avanzar en prevención, seguimiento y sensibilización para reducir aún más la mortalidad vinculada a la muerte súbita, un fenómeno que continúa siendo una de las principales causas de defunción en todo el mundo.