El sistema de pensiones afrontará en 2026 uno de los cambios más importantes de la última década. A partir del 1 de enero, la edad legal para acceder a la jubilación ordinaria sin penalizaciones se elevará hasta los 66 años y 10 meses, avanzando en el calendario previsto que, desde 2013, ha ido alargando progresivamente la edad de retirada.
La jubilación a los 65 años seguirá siendo posible, pero solo para las personas que acrediten 38 años y tres meses o más de cotización.
Se trata del último gran tramo de la reforma pactada en 2011 con sindicatos y patronal, que establecía una transición larga hasta situar la edad ordinaria en los 67 años en 2027. Pero 2026 no solo será recordado por este cambio: también debutará el nuevo modelo de cálculo de la pensión, un mecanismo que convivirá con el sistema actual durante más de una década.
Un nuevo cálculo más flexible
Con la llegada del régimen dual, las personas que se jubilen podrán optar entre dos fórmulas de cálculo:
- Tomar como referencia 29 años cotizados, descartando los 24 peores meses.
- O bien mantener el esquema vigente basado en los 25 últimos años.
Esta flexibilidad se implementará gradualmente hasta 2037. En 2026, el período de cómputo será de 304 meses (unos 25,33 años), con la posibilidad de excluir dos meses.
Cotizaciones más altas para sostener el sistema
El nuevo año también traerá incrementos en los mecanismos de financiación. La cotización adicional del Mecanismo de Equidad Intergeneracional (MEI) sube hasta el 0,9%, de los cuales la mayor parte recaerá sobre la empresa. Esta tasa irá aumentando hasta el 1,2% en 2029, con el objetivo de reforzar el fondo de reserva ante la ola de jubilaciones del baby-boom.
A esto se añade el segundo año de aplicación de la cuota de solidaridad, destinada a los salarios más elevados. El recargo oscilará entre el 1,15% y el 1,46%, con un incremento progresivo hasta 2045.
Paralelamente, la base máxima de cotización crecerá un 3,9%, situándose cerca de los 4.922 euros mensuales, siguiendo la fórmula de actualización pactada: inflación + 1,2 puntos.
Las pensiones mínimas y no contributivas subirán más
El 2026 también comportará un aumento extra para las pensiones mínimas y las no contributivas, que volverán a revalorizarse por encima del 2,7%, el porcentaje vinculado a la inflación media. Este incremento adicional forma parte del compromiso para reducir la distancia entre estas prestaciones y el umbral de la pobreza, un reto que afecta a 2,5 millones de personas.
El objetivo es que, en 2027, las pensiones mínimas equivalgan al 60% de la renta mediana de un hogar de dos adultos, mientras que las no contributivas alcancen el 75% del umbral de la pobreza para una persona sola.
Además, desde 2025, la reforma establece que la paga máxima contributiva inicial se actualice cada año según la inflación y con un incremento adicional de 0,115 puntos anuales hasta 2050. Si el tope de 2025 era de 3.267 euros mensuales, en 2026 quedará alrededor de los 3.361 euros.