La población joven adulta nacida en el extranjero continúa creciendo en Cataluña y ya representa casi la mitad de los residentes de entre 25 y 39 años. Según la última estimación publicada este martes por el Instituto Nacional de Estadística (INE), con datos del 1 de octubre de 2025, este colectivo alcanza el 46,9% dentro de esta franja de edad. En total, son 724.631 personas, y la población de origen extranjero en el conjunto del país ya supera los 2,1 millones, es decir, el 25,8% del total de habitantes.
La población catalana suma actualmente 8.186.259 residentes, un 1,2% más que hace un año. Este crecimiento se explica, sobre todo, por el aumento constante de la inmigración. Hace solo seis años, los nacidos fuera del Estado representaban el 19% del total; ahora, más de uno de cada cuatro catalanes tiene orígenes internacionales. El incremento es especialmente notable entre los adultos jóvenes: casi la mitad de los residentes de entre 30 y 34 años nacieron en el extranjero (48,8%), una proporción muy similar a la de los que tienen entre 35 y 39 años (47,1%). Entre los menores, la presencia de orígenes diversos también se dispara: el porcentaje de niños de entre 5 y 14 años con padres o abuelos foráneos se ha duplicado y ya ronda el 15%.
La otra gran tendencia demográfica es el envejecimiento progresivo de la población. Por primera vez, los mayores de 65 años ya representan el 19,9% de los habitantes de Cataluña, una proporción que no se había registrado nunca. Hace cuarenta años, este grupo suponía solo el 11%, según datos combinados del INE y el Idescat. Esta evolución refleja el alargamiento de la esperanza de vida y la caída sostenida de la natalidad.
En paralelo, el peso de los menores de 15 años continúa retrocediendo y, por primera vez desde 1981, baja del 13% del total. Durante los primeros años del siglo XXI, este segmento experimentó un breve repunte vinculado a la llegada de familias migradas que impulsaron la natalidad. Sin embargo, la tendencia descendente se ha consolidado desde hace más de una década. A principios de los ochenta, uno de cada cuatro catalanes era menor de 15 años; hoy, la cifra se ha reducido a uno de cada ocho, confirmando una transformación profunda en la estructura generacional del país
