Un año más llegamos al 25N, Día Internacional por la Erradicación de la Violencia hacia las Mujeres. Y, desgraciadamente, un año más, constatamos que como sociedad tenemos un problema, y grande, con esas violencias que sufrimos las mujeres, violencias que se manifiestan de muchas formas y que afectan de manera colectiva al conjunto de la sociedad.
La violencia machista es estructural, fruto de un sistema patriarcal que perpetúa la desigualdad y la opresión. Aunque a menudo nos cueste creerlo, no hace diferencias entre edades, clases sociales, orígenes ni otras formas de organización social. Asimismo, los ámbitos en los que se manifiesta son muy diversos: el de la pareja o expareja, el adolescente, el laboral, el académico o el deportivo, por citar algunos ejemplos. Análogamente, las formas también son múltiples: física, psicológica, sexual, simbólica, económica o digital.
La peor expresión de la violencia machista es el feminicidio. Este año hemos lamentado 26 feminicidios en los Países Catalanes, de los cuales 19 han sido oficialmente reconocidos. El goteo constante de asesinatos es sólo la punta del iceberg de una problemática estructural que afecta a nuestra sociedad.En Cataluña, una de cada cuatro mujeres ha sufrido alguna violencia machista grave.
Actualmente asistimos a un auge global de la extrema derecha, tanto en Europa como en todo el mundo, lo que ya le ha valido la entrada a las instituciones. Hemos observado con estupefacción, sobre todo en la última campaña electoral de los Estados Unidos, el fenómeno de las tradwife, el movimiento que defiende el papel tradicional de la mujer como ama de casa, sumisa al marido y que siempre luce de manera impecable. Sólo hay que dar un tumulto por las redes sociales y constatar que hay bastantes perfiles de chicas jóvenes que difunden este ideario.
Son datos preocupantes, totalmente anómalos, que nos deben hacer reflexionar como sociedad y, sobre todo, actuar. Por eso, la lucha feminista es más necesaria que nunca. Erradicar la violencia machista es una responsabilidad social, política y, también, individual. Desde Esquerra Republicana creemos que es hora de actuar con firmeza y situar los derechos de las mujeres en el centro de la agenda política. El 25 de noviembre no es sólo una fecha simbólica, es un recordatorio de la necesidad de hacer frente a una realidad intolerable.