Ayer por la tarde, el grupo municipal de En Comú Podem en Tarragona presentó un escrito al Ayuntamiento donde reclamaba una actuación urgente en el barrio del Serrallo. La Plataforma de Vecinos y Vecinas de Torres Jordi apoyó esta petición, mediante la que pretenden recuperar la convivencia, seguridad y salubridad de la zona. Sin embargo, la zona marítima de la ciudad no es la única afectada por este tipo de conductas, sino que en la Part Alta o el Eixample también se han convertido en una constante. Además, esta mañana en el centro neurálgico del municipio, los vecinos han presenciado un hecho indignante que ha puesto punto final a la paciencia de algunos.
Alrededor de las 10:30 horas, los vecinos de la avenida de Ramón y Cajal han presenciado como un hombre con total naturalidad se ha bajado los pantalones y ha defecado en medio de la calle a la altura del número 40. A escasos metros de la parada de bus y en una de las zonas más transitadas de la ciudad, la actuación repugnante no ha pasado desapercibida bajo la mirada de sorpresa de los residentes. Después de los hechos, el hombre sin camiseta ha continuado caminando con total naturalidad, como si se tratara de una situación cotidiana en su día a día.
El hombre ha continuado caminando por la avenida de Ramón y Cajal con total naturalidad
Por motivos como estos, desde el Ayuntamiento de Tarragona en colaboración con la Guardia Urbana han diseñado actuaciones para prevenir conductas despreciables como estas. Las operaciones han dado sus frutos con decenas de detenidos e identificados, pero las autoridades todavía confían a continuar reforzando la seguridad para mejorar la calidad de vida de los vecinos.
La Plataforma de Vecinos y Vecinas de Torres Jordi denunciaba ayer en la petición formal al consistorio la presencia continuada de personas en situación de sinhogarismo. Por este motivo, se pide una actuación inmediata de Servicios Sociales para atender a las personas necesitadas, a la vez que se requiere una mayor presencia policial en las calles. La ciudadanía de Tarragona está harta y algunos consideran conductas como la de esta mañana un episodio más de una ola de incivismo que está convirtiendo una de las joyas de la Costa Dorada en un espacio degradado y con una sensación de inseguridad latente.
