Tras una oleada de críticas y quejas ciudadanas, el Ayuntamiento de Tarragona ha anunciado una modificación urgente en el diseño de la playa para perros de la playa Llarga. El consistorio ha decidido volver al modelo del año pasado, con un espacio abierto y acceso directo al mar para los animales, después de que la nueva distribución de este 2025 —con cierres perimetrales que impedían el contacto con el agua— haya provocado un fuerte rechazo entre usuarios, entidades animalistas y grupos políticos como ERC.
La decisión se tomó este viernes por la mañana, durante una visita técnica a la zona donde participaron la directora general de Políticas del Litoral de la Generalitat de Cataluña, Kiryat Mercado, y la consellera de Bienestar Animal del Ayuntamiento de Tarragona, Sandra Ramos. En esta inspección se acordó modificar el cierre perimetral con el fin de abrirlo hasta tocar el agua.
Los trabajos comenzaron la misma noche de ayer viernes, con la apertura del perímetro y la restitución del acceso al mar. En los próximos días, se completará la transformación: se retirará la valla paralela al mar y se alargará la valla perpendicular situada en la zona del túnel de acceso, que se adentrará unos metros en el agua para delimitar el espacio de forma segura.
Además, se ha decidido reubicar los servicios de duchas, los pasos para peatones y el camino de ronda en la parte posterior de la playa, más cerca de las rocas y del túnel, para mejorar la convivencia entre bañistas, con y sin mascotas, y evitar interferencias en la circulación de los usuarios.

Polémica por la nueva distribución del espacio
El origen del conflicto radica en la nueva distribución implementada este verano, pensada inicialmente para favorecer la convivencia entre usuarios con perros y el resto de bañistas, así como con los paseantes del camino de ronda. La propuesta seguía recomendaciones de la Dirección General de Políticas del Litoral del Departamento de Territorio, Vivienda y Transición Ecológica de la Generalitat.
Sin embargo, la instalación de vallas perimetrales que dejaban el espacio para mascotas alejado de la orilla del mar generó una fuerte indignación. En las redes sociales proliferaron imágenes del recinto, cerrado y expuesto al sol, con mensajes críticos sobre la falta de sombra y el acceso restringido al agua.
El malestar también llegó a los grupos municipales. ERC, en voz del conseller Carles Farré, calificó el espacio de "corral" y denunció que ponía en riesgo la salud de los animales durante episodios de fuerte calor, además de criticar la improvisación y falta de planificación del gobierno local. "No tiene cabeza ni pies hacer una playa para perros que no tiene acceso directo al agua y que les obliga a pasar por delante de los usuarios cada vez que entran o salen", declaró Farré, añadiendo que la inversión de 40.000 euros "no sirve de nada si se hace de esta manera".
Los republicanos también pusieron sobre la mesa una propuesta alternativa: habilitar una segunda zona para perros en la playa de El Miracle, aprovechando que ya se han completado las obras de demolición del antiguo "Mamotreto". El gobierno municipal, sin embargo, ha descartado de manera reiterada esta opción por motivos de seguridad, y por la dificultad de perimetrar adecuadamente la zona.