Montse Muñoz lidera un gobierno municipal en Creixell formado por cuatro fuerzas políticas (antes eran cinco). Tiene varios retos en un pueblo turístico, como son el padrón o dimensionar unos servicios que proporcionen calidad a los ciudadanos. Hablamos de estos retos en la entrevista, de la Fiesta Mayor (que es esta semana) y aparte, comentamos novedades como la Feria del Vino o la nueva zona deportiva.
¿Cómo está funcionando un gobierno de cuatro fuerzas?
Ahora somos cuatro grupos políticos. En cuanto al funcionamiento del gobierno y del personal, no tenemos ningún problema, al contrario: nos llevamos bien, nos apoyamos y trabajamos por el pueblo. Unidos, los colores políticos no cuentan. Para nosotros, es una legislatura de trabajo, más que de color político.
En estos meses de gobierno, ¿qué balance hace?
Hemos intentado tener un gasto más ajustado. La deuda nos condiciona mucho: 600.000 euros anuales que no podemos incorporar al presupuesto porque van destinados a pagar créditos y deudas. Para un pueblo pequeño como el nuestro, esto hace mucho daño. Nos gustaría hacer más cosas, pero el problema es el dinero. Ahora estamos recibiendo bastante apoyo de la Diputación y de la Generalitat, y esto se está notando. Por ejemplo, hemos hecho el parque deportivo con el plan ImpulsDipta, que si todo va como debe ir, se inaugurará el 2 de agosto con un torneo de pádel. Creo que dará un buen impulso al pueblo, hará que la gente se quede en Creixell y utilice nuestras instalaciones. Es una zona muy céntrica, cercana a muchas urbanizaciones, y será un espacio aprovechable.
También estáis con el proyecto de un almacén municipal. ¿En qué consiste?
Tenemos muchos espacios repartidos y la brigada también está muy dispersa. Queremos concentrarlo todo en un único espacio, centralizar los vehículos, materiales y personal. Esto nos permitirá utilizar el resto de espacios para otros usos. Este proyecto ya tiene una subvención aprobada del PUOSC y está en exposición pública. No es necesario hacer modificaciones, el proyecto está provisionalmente concedido y a punto para ejecutarse.
¿Dónde se ubicará?
En el camino del cementerio, encastrado en el terreno. Esto dejará la pista polideportiva de arriba totalmente libre. El almacén tendrá casi 1.000 m² y quedará integrado en el paisaje.
¿Y han comprado material nuevo?
Sí. Hemos comprado una máquina de limpiar —ya está pagada— y dos furgonetas para la brigada, dejando atrás el sistema de renting. Todo esto se ha hecho con remanentes de tesorería. Quizás no parece mucho, pero si nos ahorramos 6.000 euros al mes, este dinero puede servir para otras cosas. Aunque sea poco, a veces da para mucho.
Se han hecho cambios en la policía local. ¿En qué consisten?
Hemos reestructurado la policía. Estaba muy obsoleta y la plantilla era pequeña. Ahora, sin incrementar la plantilla oficial, hemos aumentado el número de efectivos. Este verano hemos incorporado a dos personas de refuerzo, tal como permite la ley, hasta el 30 de septiembre. Esto nos da más presencia en la calle y mejora la seguridad.
También han hecho mejoras en la piscina municipal, ¿no es así?
Hemos hecho un arreglo casi total de la maquinaria: cambios de filtros, bombas, arena de los depósitos y también del sistema de cloración. Lo hemos podido hacer con los recursos que tenemos, avanzando poco a poco.
¿En qué punto se encuentra el POUM?
Después de 33 años, hemos retomado el POUM. En 2003 se inició uno, pero se detuvo en 2007. Es un documento imprescindible.
¿Y la planificación de las Sinies Norte?
Nos encontramos con muchos problemas con SOM Creixell, que no quieren que el pueblo crezca ni cambie. Nosotros creemos que si no evolucionas, te mueres. Queremos pasar del modelo chalet a un modelo diferente, más viable para una población envejecida. La ciudad jardín consume mucho terreno y es cara de mantener.
¿Por qué defienden la verticalidad?
Porque tenemos una población que envejece, y la gente no puede vivir en casas sin ascensor. Muchos tienen que poner sillas para subir escaleras o buscar soluciones costosas. Si ofrecemos edificios con ascensor, la gente podrá quedarse en Creixell y no tendrá que marcharse. Además, aumentaríamos la superficie comercial, con bajos comerciales en los edificios, que darían una nueva vida a zonas como la del Mercado Municipal. Pero, de momento, no nos lo quieren aprobar.
¿Qué argumento dan?
Dicen que no es el modelo de pueblo que quieren, que quieren mantener la esencia. También dicen que se deben terminar urbanizaciones existentes, pero esto depende de los promotores. Si hay uno que quiere construir, hay que aprovecharlo.
¿Supone un problema tener tantas viviendas como habitantes?
Somos un pueblo de segunda residencia, y mucha gente no está empadronada aquí. Esto hace que recibamos menos dinero del Estado, porque se calcula en función del padrón. Estamos en 4.190 habitantes, por debajo de los 5.000 que nos abrirían nuevas puertas. A pesar de ser municipio turístico, y poder abrir fines de semana, no es suficiente. La realidad demográfica no se traduce en más recursos.
¿Cómo afrontan el verano en el ámbito de servicios?
Tenemos los servicios dotados según el presupuesto. No podemos aumentar plantilla fácilmente. Hemos reforzado la policía para que se vea seguridad en la calle, y la gente lo agradece. En la brigada, estamos haciendo las luces de la playa, los servicios diarios, y ya nos preparamos para las fiestas. Cuando es necesario, incorporamos personal extra. La máquina de limpiar trabaja mañana y tarde. Tenemos también socorristas en playas y piscinas. De momento, ninguna incidencia grave.
En cuanto al aparcamiento en la playa, ¿hay soluciones posibles?
Es muy complicado. Costas considera que aquella zona es marítimo-terrestre, y allí no se puede ni circular ni aparcar. Siempre se ha utilizado como finca, pero según ellos, es playa. La línea de ribera de mar no está definida aquí, y cuando no lo está, dicen que coincide con la zona marítimo-terrestre. Estamos intentando defender nuestra posición, pero es difícil. No es que no queramos aparcar allí, es que no nos dejan.
¿Qué pasó cuando colocaron las señales?
Fue un caos. El 30 de abril nos encontramos las señales de prohibición, y al día siguiente, que era festivo, ya había sanciones. La gente se enfadó mucho, pero el Ayuntamiento no sabía nada. Nos pilló desprevenidos. Nos dicen que se puede aparcar encima de la vía, pero la pasarela ferroviaria no cumple normativas y es muy incómoda. Pedimos soluciones a ADIF y nos dijeron que no harán nada. También pedimos pasar agua del norte al sur con tubos, pero sólo lo harán si lo pagamos nosotros.
Y cambiando de tema. ¿Cómo se afronta la Fiesta Mayor?
La hemos reducido en días por motivos presupuestarios y también por quejas vecinales. El jueves comienza con el pregón, el viernes por la noche habrá orquesta en el Mirador, el sábado fiesta en la zona deportiva y teatro en el Casal. También el jueves habrá teatro. Este año hemos pedido hacer fuegos artificiales en la playa y nos lo han autorizado.
¿La novedad es la reducción de días?
Sí, pero no de actos. Hemos intentado concentrarlos.
Este verano también hacéis la segunda edición del Creixell Mágico. ¿Cómo fue el año pasado?
Funcionó muy bien, fue un éxito. Otros pueblos lo han imitado. El año pasado hicimos una gala, este año haremos dos. Una ya está llena y la otra casi también, y aún faltan días. Será el 15, 16 y 17 de agosto.
Habrá la novedad de la Feria del Vino, ¿cómo será?
Sí, también el 7, 8 y 9 de agosto haremos una Feria del Vino. Será en el Mirador, espero que tenga un mínimo de éxito. Se hará por las tardes, con maridajes de vino y gastronomía. Serán espacios cerrados con reserva previa. Creo que puede estar muy bien para no desbordarnos. No podemos morir ni de éxito ni de pena. A veces en otras ferias del vino ha pasado que todo se desborda. Aquí lo acotaremos con reserva. Accederán las personas con reserva o, si hay libres, podrán entrar, pero siempre bajo control.