Joan Martí Pla accedió a la presidencia del Consejo Comarcal del Tarragonès a finales de julio, de acuerdo con el pacto de coalición en el que socialistas y junteros se repartían este cargo a partes iguales. Junto con ellos, los Comunes también forman parte del gobierno. El actual presidente ya había ostentado este cargo durante dos años en el pasado mandato, forma parte de la corporación desde hace 22 años y es alcalde de Perafort i Puigdelfí.
Hablamos con el presidente del Consejo Comarcal del Tarragonès sobre las competencias del ente que lidera, el peso dentro de los pequeños municipios y el futuro metropolitano de la demarcación.
¿Cuáles son las principales competencias o servicios del Consejo Comarcal?
Trabajamos en los ámbitos de Servicios Sociales, Enseñanza, Juventud, Urbanismo y Vivienda, Cultura, Promoción Económica, Medio Ambiente... Trabajamos todos estos aspectos en los 22 municipios de la comarca, excepto el turismo, ámbito en el que no tenemos competencias y que lo gestiona la Diputación. Básicamente, el Consejo está pensado para mancomunar servicios, abaratar el precio y llegar allí donde los municipios pequeños de la comarca no pueden llegar por sí solos.
Por ejemplo, con la recogida y la gestión de la basura o la atención en el ámbito de Bienestar Social, donde se realiza una tarea importantísima con los municipios de menos de 20 mil habitantes. Quienes más necesitan nuestra ayuda son los municipios pequeños y los que tienen menos recursos. Les ayudamos a que puedan prestar unos servicios a sus vecinos y vecinas que, por sí solos con sus dimensiones y recursos, no podrían.
¿Un tarraconense, un vilasecano o un salouense nota el Consejo Comarcal en su día a día?
Evidentemente que lo notan, pero por sus dimensiones y recursos, sus ayuntamientos pueden ir más por libre y gestionar por sí solos los servicios básicos. No dependen tanto del apoyo del Consejo Comarcal. Con los municipios grandes trabajamos aspectos más transversales de la comarca. Cabe destacar que los alcaldes y alcaldesas de todos los municipios, grandes y pequeños, tienen cabida en el Consejo de Alcaldías que celebramos de forma periódica. Allí les presentamos temas que pueden ser de su interés, a la vez que abrimos un espacio de diálogo y debate para poner cosas en común y trabajar juntos por el progreso de la comarca.

La comarca es heterogénea. Municipios grandes, el Baix Gaià, las localidades próximas a la industria... ¿es fácil trabajar con una visión global de comarca?
Intentamos hacerlo fácil, aunque evidentemente es una tarea compleja gestionar las particularidades de todos estos municipios. Intentamos escuchar a cada uno de ellos, ver qué necesita y actuar en base a ello. Por ejemplo, con el servicio de la basura hacemos un traje a medida para cada municipio. Todos necesitan más o menos lo mismo, pero con diferentes cantidades y frecuencias. Y nuestra tarea es dar la solución que necesitan. Trabajar contratos de estas características no es nada fácil. A pesar de ello, los resultados son positivos.
¿Quién gana el Baix Gaià dentro del Tarragonès?
Siempre gana. Hay cosas específicas que tienes que tratar con ellos, pero también se benefician de otros servicios que tenemos mancomunados. La diversidad de visiones es buena para el territorio.
Tienen un pacto entre PSC, Junts y Comuns. ¿Los colores políticos quedan difuminados en una administración como el Consejo Comarcal?
Somos un equipo de gobierno de tres colores diferentes y todos vamos en la misma línea. Al final trabajamos por los pueblos y municipios, independientemente de los colores políticos. Aquí lo que prevalece es el progreso de nuestros pueblos y ciudades y el bienestar de su gente. Y todos trabajamos con esta premisa, dejando de lado colores e ideologías. Es decir, funciona porque separamos la gestión de la parte política. Estamos repitiendo una fórmula de pacto que ya habíamos llevado a cabo en anteriores mandatos. Si repetimos es porque ha funcionado, porque el resultado ha sido positivo, el entendimiento ha sido bueno y la comarca ha salido beneficiada.
¿Este reparto de la presidencia supone algún cambio en el gobierno?
El pasado mes de julio hicimos el cambio en la presidencia y la asumí para los próximos dos años, tomando el relevo a Salvador Ferré quien durante la primera parte del mandato, conjuntamente con nosotros y los Comunes, llevó a cabo una tarea prácticamente inmejorable. Continuamos pues con el diálogo fluido y el entendimiento como base de nuestra gestión.
Deberán enseñar a los partidos nacionales su ejemplo.
¡Quizás sí! Me consta que dentro de Comuns hubo cierto debate interno para votar a un presidente de Junts, pero Jordi Collado supo transmitirles la gestión que hacían en un departamento muy importante como el de Enseñanza, a través del cual gestionamos más de 10.000 becas comedor que se traducen en 12 millones de euros.
¿Cuál ha sido el papel del Consejo Comarcal en el proceso de confección del área metropolitana?
Apoyar al 100% esta área metropolitana. De hecho, soy alcalde de un municipio que junto con La Secuita hace muchos años que la pedíamos. Sobre todo por cuestiones como la estación de alta velocidad, por donde pasan 1,3 millones de pasajeros. Inicialmente, se planteó poner infraestructuras como el aeropuerto y el Puerto, pero la estación la dejaban de lado. Entonces, hice una intervención para ponerla en valor. La estación es la puerta de Europa, todos los trenes van a parar al Camp de Tarragona.
Una vez se constituya la asociación, ¿qué debe hacer el Consell?
Uno de los papeles que tiene es ser la voz de los municipios de toda la comarca. Seremos los portavoces de sus inquietudes.
Es una manera de salvaguardar que los municipios pequeños no salgan perjudicados.
Es lo que reivindicaban. Primero, solo hablaban los municipios grandes y los pequeños no teníamos voz ni voto. Evidentemente, en las reuniones no podrán estar todos, pero nosotros podremos ser su voz, defender sus inquietudes y tener un resultado positivo.

¿Tienen algún proyecto entre manos para estos dos años o se basarán en la gestión?
Nuestra tarea es básicamente de gestión. No recaudamos impuestos ni tenemos ingresos propios. El dinero que gestionamos nos viene prácticamente todo de la Generalitat o la Diputación y están enfocados a programas o actuaciones concretas que ya nos vienen marcadas. Somos un ente finalista. No podemos hacer más de lo que nos piden. Hay que poner de manifiesto también el tema de la falta de recursos. A veces nos quieren encargar más cosas, pero no recibimos los recursos económicos ni las herramientas de personal ni de espacios necesarias. Y de esta manera nos resulta muy complicado poder dar respuesta.
¿Falta redimensionar algunos servicios?
Evidentemente. Nos piden que llevemos muchos aspectos que sin los recursos necesarios no podremos asumir. Para gestionar las más de 10.000 becas hemos tenido que derivar espacios que antes eran salas de comisiones. Cada año las gestiones aumentan y los recursos son los mismos.
¿Hay algún plan para redoblar esfuerzos?
Nos aumentaron un 22% las aportaciones, pero es muy poco si tenemos en cuenta lo que necesitamos para ofrecer a la ciudadanía. Cuesta mucho llegar a todas partes.
Cada vez tienen más presión para gestionar cosas, pero la ciudadanía no lo percibe. ¿Qué debemos hacer para que la gente conozca lo que hace el Consejo Comarcal?
No nos sabemos vender. La gente se preocupa cuando tiene algún problema y, cuando lo solucionas, ven realmente la importancia de nuestra tarea. Se debería trabajar mucho este aspecto. Hay gente que dice que deberíamos desaparecer, pero esta tarea la tendrá que hacer alguien. De hecho, la misma Diputación nos traslada trabajo a nosotros... Si no existiéramos, quedaría todo muy cojo. Somos fundamentales para el territorio y para los pequeños municipios y hay que poner en valor la tarea que hacemos día a día.