La Fundación URV, en colaboración con el Consejo Social de la Universidad Rovira i Virgili y el vicerrectorado de Valorización del Conocimiento, Transferencia y Empleabilidad, ha concedido las ayudas del programa R2B (Research to Business) correspondiente a 2025 a cuatro proyectos de emprendimiento de investigadores e investigadoras de la URV en torno a la salud y la alimentación. Esta convocatoria, que otorga 10.000 euros a los galardonados, pone en valor los conocimientos y las tecnologías desarrolladas en la Universidad y ayuda a su conversión en proyectos empresariales para facilitar su acceso al mercado.
El rector de la URV, Josep Pallarès, ha destacado la importancia de generar oportunidades para los proyectos y las ideas surgidas en la URV, que es el objetivo de convocatorias como esta, que es un primer paso para testear las iniciativas de investigación. Fèlix Boronat, representante de la Generalitat en el Consejo Social de la URV, ha considerado clave que la investigación de la Universidad traspase sus muros y se transfiera y se aplique a la sociedad para su progreso y para la mejora de la calidad de vida de las personas, mientras que Ercilia García, vicerrectora de Valorización del Conocimiento, Transferencia y Empleabilidad, ha agradecido la dedicación de los premiados y les ha animado a seguir adelante con sus proyectos, que, de hecho, ya están en ejecución.
“Desarrollo de una spin-off para la comercialización de hidrolizados e ingredientes funcionales innovadores para los sectores alimentario, veterinario y cosmético”, es el título del proyecto de Begoña Muguerza, investigadora del Departamento de Bioquímica y Biotecnología. La iniciativa surge de la necesidad de dedicar más tiempo y recursos al desarrollo de los llamados ingredientes funcionales, los que destacan por ser innovadores, naturales, saludables y obtenidos mediante prácticas respetuosas con el medio ambiente. Se trata de un campo en el que el grupo de investigación de Nutrigenómica tiene una larga trayectoria, sobre todo en lo que respecta a proyectos de transferencia con empresas de múltiples sectores. Así, la empresa se basaría en el conocimiento y las metodologías generadas en el grupo de investigación y permitiría poner más dedicación y optimizar la transferencia, profundizando, por ejemplo, en el análisis de mercado, en el plan financiero, en una valoración inicial para ofrecerla a los inversores potenciales y en una búsqueda más activa de clientes.
Josep Gumà, del Departamento de Medicina y Cirugía, ha ideado un “ensayo rápido de flujo lateral basado en orina para la detección precoz de metástasis de cáncer colorrectal”, que denomina METAspread. Según Gumà, un reto importante para los oncólogos clínicos en la detección del cáncer colorrectal metastásico es la necesidad de biomarcadores no invasivos, más sensibles y específicos, que permitan detectar de manera fiable las metástasis en estadios iniciales. A pesar de los avances, todavía existen limitaciones y los métodos actuales son insuficientes. METAspread propone una solución innovadora mediante un ensayo de flujo lateral en orina basado en la cuantificación de diferentes biomarcadores. Se trata de un método no invasivo, rápido, práctico y accesible, y que mejora los resultados, ya que la detección precoz de la metástasis permite ajustar el tratamiento y aumentar la supervivencia.
A Ricard Garcia Valls, del Departamento de Ingeniería Química, le preocupa el desperdicio de alimentos, un problema global que afecta la seguridad alimentaria, la economía y la sostenibilidad. Por otro lado, las nuevas regulaciones reducen el uso de envases de plástico de un solo uso, para ser sustituidos por envases y etiquetas biodegradables de trazabilidad de la vida útil del alimento y por sensores capaces de monitorizar su calidad. Así, el proyecto de Garcia Valls desarrolla un sensor inteligente para la monitorización del estado de preservación de los alimentos en tiempo real, interpretado como un indicador de la idoneidad para el consumo, y que se basa en cambios colorimétricos irreversibles inducidos por la evolución bioquímica del alimento. El sensor utiliza compuestos de origen natural sensibles a estas variaciones, encapsulados en nanoestructuras fabricadas mediante técnicas electrohidrodinámicas. Un enfoque sostenible y biodegradable, en definitiva, que debe permitir reducir el desperdicio y mejorar la seguridad alimentaria global.
Finalmente, Eduard Llobet, del Departamento de Ingeniería Electrónica, Eléctrica y Automática, ha presentado el EMAI, un dispositivo no invasivo de detección de brotes de infección vírica epidémica que crea entornos protegidos epidemiológicamente gracias a un modelo predictivo de alta sensibilidad, rápido y basado en síntomas, con la posterior recomendación de medidas de protección, como el uso de mascarilla facial. El proyecto fue validado con 519 pacientes durante la segunda ola de la pandemia, en la que se detectó el riesgo de COVID-19 entre los usuarios del sistema sanitario de salud pública de toda la ciudad de Reus, con resultados con una alta sensibilidad de hasta el 97%. Los resultados de un cuestionario en el que se preguntan síntomas y datos personales, y de una prueba olfativa, se aportan a un modelo predictivo que, mediante IA, detecta el riesgo de padecer COVID-19. Actualmente, el proyecto tiene el objetivo de diseñar y producir prototipos, que son dispensadores de gel hidroalcohólico con un código QR vinculado al cuestionario que ofrece recomendaciones de protección a través del móvil en función del riesgo de infección. Otro objetivo del proyecto es la creación de un estudio de mercado y un plan de negocio para transferir la tecnología al mercado.
Durante el acto, los cuatro investigadores que recibieron las ayudas el año pasado han expuesto el estado de sus proyectos y en qué aspectos les ha ayudado el programa. Enrique Calvo, del Departamento de Bioquímica y Biotecnología, ha expuesto los avances en su proyecto de desarrollo de una plataforma basada en el gusano nemátodo Caenorhabditis elegans para la evaluación de nuevos ingredientes bioactivos contra la obesidad.
Omar Boutureira, del Departamento de Química Analítica y Química Orgánica, ha detallado en qué punto se encuentra su proyecto de desarrollo de una alternativa a los PFAS, o sustancias polifluoroalquílicas, que son productos químicos sintéticos ampliamente utilizados, pero que presentan graves riesgos para la salud y el medio ambiente. Esta alternativa son los compuestos que contienen SF5.
Noelia Ramírez, del Departamento de Medicina y Cirugía, ha hablado del proyecto, liderado por Joaquín Escribano, del muestreador portátil y personal para controlar la exposición a tóxicos atmosféricos, mientras que Joan Josep Carvajal, del Departamento de Química Física e Inorgánica, continúa con el desarrollo de su prototipo de dispositivo inteligente para la detección de microplásticos en agua en tiempo real, in situ y en continuo.