Este es el pueblo más pequeño de Tarragona: ¿Cómo se vive en un municipio de solo 2 km²?

Minúsculo en extensión pero inmenso en patrimonio, identidad e historias humanas, este pueblo conserva su esencia rural con una autenticidad que ha sobrevivido al paso del tiempo

20 de noviembre de 2025 a las 19:46h
Actualizado: 20 de noviembre de 2025 a las 19:48h

En la llanura agrícola del Alt Camp, a pocos minutos de la ciudad de Tarragona y rodeado de campos, bosques y pequeños cursos de agua, hay un pueblo que podría pasar desapercibido en el mapa pero que guarda una personalidad sorprendente. El Rourell, con solo 2,32 kilómetros cuadrados y cerca de 400 habitantes, es el municipio más pequeño de toda la provincia de Tarragona. Minúsculo en extensión pero inmenso en patrimonio, identidad e historias humanas, este pueblo conserva su esencia rural con una autenticidad que ha sobrevivido al paso del tiempo.

Un pueblo diminuto con encanto

El Rourell es una localidad de menos de una decena de calles donde los vecinos todavía se conocen por el nombre de pila y el olor a tierra húmeda y madera es tan familiar como el tañido de las campanas que marca el paso de los días. La proximidad a Tarragona no ha erosionado su carácter; la tranquilidad, la vida pausada y la conexión con la naturaleza son el corazón del municipio y hacen que los visitantes que llegan se encuentren inmersos en un ambiente donde el tiempo parece transcurrir más lentamente. Las casas rehabilitadas con gusto conviven con huertos familiares, caminos para pasear y espacios verdes que conectan directamente con los márgenes del pueblo, ofreciendo una calidad de vida que desmiente las dimensiones de su mapa.

El último pastor: guardián de los bosques y caminos

Entre los habitantes, destaca una figura clave, el último pastor del pueblo. Es habitual oír el tintineo de los cencerros y el murmullo del rebaño moviéndose hacia los márgenes. Su tarea va mucho más allá de pastorear ovejas, ya que mantiene la limpieza de los bosques, de los senderos y de los bordes de los campos. En un tiempo en que los ayuntamientos luchan por mantener los espacios verdes limpios y prevenir incendios, el rebaño de Francis actúa como un auténtico servicio ecológico. La vegetación baja se mantiene a raya, los caminos antiguos se conservan y la esencia del paisaje permanece intacta. 

Naturaleza y geografía

A pesar de su tamaño reducido, El Rourell está rodeado por una geografía sorprendentemente rica. Dos ríos atraviesan el municipio y modelan la vida y los paisajes: el río Francolí y el río Glorieta. Este mosaico de riberas, bosquecillos y campos ha condicionado durante siglos la vida del pueblo. Su nombre mismo proviene del roble, árbol que presidía estas tierras y que aún hoy es símbolo oficial en su escudo. Aunque limita con poblaciones más grandes como Vilallonga del Camp, El Morell, Alcover, La Masó, Vallmoll y Perafort, El Rourell ha sabido mantener un carácter propio profundamente rural, sobrio y tranquilo

Un castillo con historia de templarios y marqueses

A pesar de su simplicidad, El Rourell esconde joyas arquitectónicas de gran valor, la más emblemática de las cuales es el Castillo del Rourell, también conocido como refugio templario o casal de los marqueses de Vallgornera. El edificio tiene su origen en el siglo XII con posibles vinculaciones templarias, fue reconstruido en el siglo XVII y experimentó una reforma definitiva en el siglo XIX que le confiere el aspecto actual. Su presencia imponente en el centro del pueblo sorprende a los visitantes: ventanas coronelas, puerta adovelada y un patio interior que conserva la entrada noble y las caballerizas son testimonios de un pasado señorial. El castillo sintetiza la historia del municipio y ofrece un contrapunto histórico a la sencillez rural que domina el resto del pueblo

Calidad de vida y calma

El Rourell es una prueba de que la grandeza de un pueblo no se mide en superficie sino en calidad de vida. Las actividades culturales y festivas, a pesar de su reducida población, refuerzan el sentimiento de comunidad y mantienen viva la proximidad entre vecinos. De hecho, la Fiesta Mayor del municipio atrae una gran cantidad de visitantes, y hace que la vida en El Rourell siga siendo auténtica y llena de vida

Un pequeño gran pueblo

En esencia, El Rourell es un recordatorio de que no hace falta ser grande para ser importante. Su historia, su patrimonio, y sobre todo, sus personas, mantienen vivo un trozo de Cataluña que conserva la calma y la autenticidad que muchos lugares ya han perdido. En este rincón minúsculo pero lleno de alma, la vida todavía se vive, a menudo, a otro ritmo, y eso hoy en día es casi una noticia en sí misma.