La costa catalana es uno de los emplazamientos más visitados de toda la geografía nacional y aunque sus playas son uno de los principales reclamos, también hay muchos espacios únicos desconocidos. Gran parte de la población considera que Cataluña acaba en la barrera natural de los Pirineos, pero todavía hay un pueblo que pertenece a la provincia de Girona, está rodeado de territorio francés y solo tiene poco más de 1.500 habitantes.
Gracias al Tratado de los Pirineos del año 1659, el pueblo de Llívia pertenece a la comarca de la Baja Cerdaña aunque su emplazamiento esté en territorio francés. Tras la Guerra de los Treinta Años, España cedió una treintena de pueblos al país vecino, pero no todos estos eran considerados como una aldea. Carlos I otorgó el título de villa a Llívia y por este motivo su control se mantuvo bajo el control de la corona.
Llívia cuenta con una de las farmacias más antiguas de Europa
Más de 300 años después, esta decisión continúa vigente y Llívia continúa siendo uno de los emplazamientos más desconocidos y atractivos de la provincia de Girona. En los 12,93 km² de superficie, el municipio no solo dispone de una arquitectura característica de los pueblos del Pirineo, sino que dispone de varios reclamos. La iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles atrae a muchos viajeros, pero sin ningún tipo de duda, su joya más conocida es la farmacia Esteve, considerada una de las más antiguas de Europa y hoy convertida en museo. Además, el casco antiguo, con callejones de piedra y plazas acogedoras, mantiene intacto su encanto medieval.
De esta forma, Llívia es el único municipio de España rodeado de territorio francés, una explicación que se remonta al siglo XVII y que hoy en día todavía atrae a muchos visitantes de la Cerdanya. Además, su población no ha parado de crecer en las últimas décadas, garantizando la continuidad y el futuro del último rincón catalán más allá de la cordillera de los Pirineos.