EDITORIAL: La Ciutat Residencial y el mal perder

14 de diciembre de 2023 a las 12:51h

El alcalde de Tarragona, Rubén Viñuales, y el consejero de Derechos Sociales, Carles Campuzano, cerraron ayer definitivamente el debate sobre el futuro de la Ciutat Residencial. Lo hacían con el compromiso de modificar el Plan Especial de la Ciutat de Repòs i de Vacances y excluir así el posible uso del equipamiento como centro de menores. De esta manera, se garantiza que el albergue sea "para familias y jóvenes" y se disipan las dudas que un buen número de vecinos tuvieron. La noticia, en lugar de verse como un avance, se utilizó por parte de la mayoría de los consejeros de ERC para atacar al PSC y a los vecinos de Llevant, que ya habían acusado de "racistas" durante las consultas sobre el albergue. Además, la ex jefa de gabinete de Ricomà, Judit Borrell, también aprovechó la ocasión para lanzar graves acusaciones contra este medio.

La señora Borrell nos hacía partícipes de una "campaña de mentiras" y nos describía como "panfleto". Una afirmación sin ningún tipo de fundamento, ya que nosotros únicamente nos hicimos eco de las demandas vecinales de manera honesta, tal como hicieron también otros medios de la ciudad. Aún más, dimos la oportunidad tanto al gobierno municipal como al autonómico para dar su versión de los hechos y poderse defender, como debe ser. A la vista de los resultados electorales, los miembros de ERC no fueron capaces de transmitir con claridad su mensaje y dieron pie a las dudas entre los vecinos, que no se los creyeron. Pero esto, naturalmente, no es responsabilidad nuestra ni de ningún otro medio.

Aunque la señora Borrell lo piense, los ciudadanos no son personas sin razonamiento y manipulables con cualquier noticia. Los tarraconenses son críticos y capaces de formarse sus propias opiniones sin que nadie les tenga que marcar el camino. ¿Cómo esperaba que reaccionáramos los medios ante una protesta social que revolucionó los barrios? ¿Silenciándola? Esta manera antidemocrática y sectaria de funcionar no es la de este medio. Todas las entidades y las instituciones públicas tendrán en La Ciutat un espacio donde dar voz a sus reivindicaciones.

Las palabras de la ex jefa de gabinete de Ricomà tampoco sorprenden especialmente. Su actitud sectaria y con voluntad de silenciar las voces disidentes no son ninguna novedad. La Ciutat misma sufrió sus reproches por publicar demasiada información sobre los partidos de la oposición, cuando al mismo tiempo se informaba también sobre su gobierno. Por mucho que se empeñe la señora Borrell, ni los medios ni las protestas vecinales fueron la causa de los resultados electorales. La única responsabilidad recae en su gestión y sus carencias a la hora de comunicar correctamente los proyectos del gobierno.

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