El Centro de Estudios Canonginos Ponç de Castellví, con el apoyo institucional del Ayuntamiento de la Canonja, ha publicado recientemente su calendario para el año 2026, titulado Traces del temps. Esta edición destaca por la combinación de los textos elaborados por el profesor e historiador Francesc Roig Queralt, las fotografías aéreas realizadas por el fotógrafo Pep Torrents Gómez y un diseño gráfico cuidado desarrollado por Mo Espasa Canadell.
Objetivos claros para preservar la memoria colectiva
El objetivo principal del proyecto es triple: en primer lugar, quiere despertar una curiosidad activa para que los habitantes dirijan su atención hacia espacios a menudo ignorados dentro del término municipal. En segundo lugar, busca poner de relieve cómo el pasado permanece vivo, incrustado en los espacios físicos y en las experiencias cotidianas. Finalmente, quiere fomentar la transmisión de la memoria histórica como herramienta imprescindible para evitar que se pierda con el paso del tiempo.
Imágenes que explican historia
Cada página del calendario funciona como una ventana abierta al conocimiento y a la exploración visual. Las imágenes captadas desde el aire ofrecen detalles sorprendentes sobre elementos patrimoniales diversos, algunos muy poco conocidos o casi invisibles desde el suelo. Entre estos destacan:
- Hallazgos arqueológicos: restos significativos de la villa romana de los Antigons datada en el siglo II d.C.
- Estructuras defensivas: refugios antiaéreos públicos construidos durante la Guerra Civil española.
- Mobiliario urbano desaparecido: antiguos lavaderos públicos, abrevaderos y fuentes que formaban parte del paisaje cotidiano.
- Artesanía tradicional: ejemplos representativos del trabajo en hierro forjado artesanal.
- Arquitectura singular: edificios con valor histórico o artístico destacable.
- Inscripciones antiguas: textos grabados tanto romanos como renacentistas que aportan información documental directa.
- Límites urbanos históricos: fragmentos como la piedra redonda situada al final de un muro que hace siglos delimitaba el casco antiguo de La Canonja.
- Estructuras religiosas menores: capillas votivas esparcidas por el territorio, así como elementos arquitectónicos destacados dentro de la iglesia Mare de Déu de l’Esperança situada en Masricart.
- Datos topográficos antiguos: como el inscrito vértice geodésico ubicado sobre un muro de una torre vigía datada en el siglo XVI.
- Y muchos otros detalles etnográficos que contribuyen a configurar un mosaico patrimonial rico y diverso.
Aportación cultural y social del proyecto
Esta iniciativa no solo arroja luz sobre elementos físicos, sino que también reivindica un legado inmaterial: el saber hacer colectivo acumulado durante décadas por los vecinos. En palabras de los responsables, se trata de un esfuerzo por mantener viva esta memoria colectiva “que se ha tejido pacíficamente al pie de las calles” y consolidar así una historia viva que define La Canonja actual.