Una patrulla de la Guardia Urbana de Lleida interceptó el 11 de agosto una furgoneta que circulaba por la LL-11 transportando alimentos congelados, con el termostato de la carga del vehículo marcando 17 grados, en lugar de los -18 que corresponderían. La Unidad de Investigación y Policía Administrativa identificó a los dos ocupantes del vehículo y a una tercera persona, responsable de la empresa propietaria del furgón. Se hicieron mediciones de temperatura de los productos, que incluían carne y otros productos congelados, que se encontraban a temperaturas muy por encima de las recomendadas, con algunos perdiendo agua, evidenciando la rotura de la cadena de frío. La veterinaria municipal concluyó que no eran aptos para el consumo y ordenó destruirlos.
Fruto de estos hechos, los agentes instruyeron diligencias penales por un supuesto delito contra la salud pública contra el propietario de la empresa. Además, también se le denunció por desobediencia a los agentes de la autoridad, ya que incumplió la orden de llevar los alimentos en mal estado a un centro gestor de residuos y de aportar en 48 horas la documentación que lo acreditase.
Por el contrario, siguieron con el reparto, como tenían previsto, a locales de Mollerussa y Tàrrega. La Guardia Urbana de Lleida advirtió a las policías locales de estas localidades y gracias a su colaboración se pudieron detectar los productos en los establecimientos de destino, destruirlos e impedir que llegasen al consumidor final.
Además, se tramitó al Departamento de Transportes de la Generalitat una denuncia administrativa contra los conductores del vehículo por no respetar la cadena de frío y se informó a la Inspección de Trabajo porque había una persona trabajando sin contrato.
La alcaldesa accidental de Lleida, Cristina Morón, ha destacado la labor de la Guardia Urbana a la hora de velar por la seguridad vial y por la convivencia, y también por la salud de las personas. Morón ha agradecido también la colaboración de las policías locales de Mollerussa y Tàrrega.
