El estudio BIOPAIS recomienda vetar la eólica marina en el Golfo de Roses por el alto impacto ambiental

La guía científica alerta de que la zona es demasiado frágil y reclama alternativas más alejadas de la costa y respetuosas con la biodiversidad, la pesca y el paisaje

03 de diciembre de 2025 a las 16:36h

El proyecto BIOPAIS, tras tres años de investigaciones interdisciplinares, ha presentado las conclusiones y recomendaciones sobre los impactos ambientales, paisajísticos y sociales de la implantación de la eólica marina flotante en el Golfo de Roses, una de las zonas marinas de mayor valor ecológico y paisajístico del Mediterráneo occidental.

El acto se ha celebrado el martes 2 de diciembre en el vestíbulo del Teatro Municipal de Roses, donde se ha dado a conocer la Guía de recomendaciones para un desarrollo sostenible de la eólica marina en el Mediterráneo español. El documento recoge el conocimiento generado por el proyecto, coordinado por un equipo científico independiente y multidisciplinar, y ofrece orientaciones detalladas para administraciones, sectores económicos y agentes sociales.

El evento se ha dirigido principalmente a los actores potencialmente afectados por el despliegue de eólica marina en el territorio, a representantes de ayuntamientos del litoral, cofradías de pescadores, agricultores, sector turístico, entidades conservacionistas y ciudadanía interesada, así como a los responsables de la planificación de la eólica marina en Cataluña y en el Estado.

 

Una evaluación científica pionera en el Mediterráneo

El proyecto BIOPAIS ha analizado de manera exhaustiva los posibles efectos de la eólica marina en el Mediterráneo español, con el foco en la Zona de Alto Potencial para la Energía Eólica Marina LEBA-1, situada en el Cabo de Creus/Golfo de Roses. Se trata de la primera evaluación que integra impactos ecológicos, paisajísticos y socioeconómicos en este entorno.

La investigación concluye que, para garantizar una transición energética justa y respetuosa con el territorio, es imprescindible una planificación espacial rigurosa, con una evaluación ambiental estratégica previa y vinculante que permita evitar decisiones que pongan en riesgo la biodiversidad y generen conflictos sociales. También destaca que la toma de decisiones debe basarse en conocimiento científico local y verificado, dejando de lado datos generalistas que no tienen en cuenta las particularidades ecológicas y sociales del Golfo de Roses.

Los investigadores señalan que solo a través de una mirada realmente interdisciplinaria y de una participación pública activa se pueden valorar adecuadamente los impactos y las necesidades del territorio. Además, la protección de la biodiversidad marina debe situarse en el centro de cualquier planificación energética, teniendo presente que el Mediterráneo es un mar especialmente frágil y que requiere medidas de conservación estrictas. En este sentido, la guía remarca la necesidad de excluir la instalación de eólica marina en las Áreas Marinas Protegidas y en franjas de amortiguación de al menos 10 km, y de aplicar de manera estricta el principio de precaución cuando no haya estudios locales suficientes.

El proyecto también subraya que es necesario un análisis profundo de los impactos sobre sectores estratégicos como la pesca y el turismo, que podrían verse afectados por la presencia de parques eólicos debido al ruido, las vibraciones, la pérdida de áreas de pesca y los cambios paisajísticos.

 

Excluir el Golfo de Roses del desarrollo eólico

El proyecto BIOPAIS recomienda excluir el Golfo de Roses como espacio para el desarrollo de parques eólicos comerciales, experimentales o piloto. La fragilidad ecológica de la zona, su elevada biodiversidad y la proximidad a una extensa red de áreas protegidas hacen que cualquier infraestructura de este tipo conlleve un riesgo significativo para los ecosistemas marinos. A esto se añade la sensibilidad paisajística y cultural del territorio, así como el posible impacto negativo sobre sectores económicos clave como la pesca y el turismo, que son fundamentales para el bienestar de las comunidades costeras.

Como alternativa, los investigadores proponen estudiar de manera integral la costa catalana, hasta los 400 metros de profundidad, para identificar zonas degradadas o ya industrializadas, preferentemente más profundas y alejadas de la costa, donde el impacto global sería menor y socialmente más aceptable. Este enfoque permitiría avanzar hacia una transición energética que respetara tanto la biodiversidad como las actividades tradicionales y el paisaje.