La Federación de ERC en Barcelona ha estallado. Más de la mitad de los miembros de su dirección permanente —al menos ocho de trece— han presentado la dimisión en bloque, provocando una crisis interna sin precedentes y activando automáticamente la convocatoria de un Congreso Regional en el plazo de un mes, tal como marcan los estatutos del partido.
Entre los dimisionarios hay nombres de peso como el secretario general, Miquel Colomé, y otros dirigentes como Quim Bosch, Nil Font, Agnès Russiñol, Rosa Suriñach, Sheila Vidal, Max Zañartu y posteriormente Esther Martín. Según fuentes republicanas, no se descarta que haya más bajas en las próximas horas.
Acusan a Camacho de un “liderazgo unilateral” e ignorar los acuerdos internos
Los dimisionarios han hecho llegar a la militancia un comunicado contundente en el que denuncian la “deriva política” de la presidenta de la Federación, Creu Camacho, a quien acusan de imponer una “estrategia propia, no consensuada” y de tomar decisiones unilaterales incluso “contraviniendo acuerdos tomados” por la dirección.
También se quejan de que la Federación ha quedado “subordinada” a los intereses del Grupo Municipal encabezado por Elisenda Alamany, y que el papel de las bases ha sido progresivamente apartado.
Otro punto crítico es la situación económica: denuncian “tensiones financieras muy graves” porque el Grupo Municipal tendría pendientes aportaciones económicas “vitales” para el funcionamiento ordinario de la Federación y la supervivencia de los casales.
El choque por las primarias de 2027
La crisis también tiene trasfondo electoral. Diversas voces de la permanente querían retrasar las primarias para escoger la candidatura de 2027 para poder articular una alternativa a Alamany. La líder municipal, sin embargo, presiona para que se celebren a principios de 2026.
Los dimisionarios temen, además, que Alamany quiera confeccionar “listas personalistas”, rompiendo el espíritu del reglamento interno.
Tras la cascada de renuncias, Creu Camacho ha emitido un comunicado lamentando la decisión, pero advirtiendo que ERC debe abandonar “las dinámicas de conflicto constante entre corrientes” y construir un proyecto fuerte y unitario para volver a conectar con la ciudadanía antes de las municipales de 2027.
Desde el partido, la cúpula de ERC se ha posicionado a su lado y niega problemas económicos con el Grupo Municipal. También rechaza que Alamany tenga capacidad para imponer unilateralmente las listas, recordando que hay reglamentos estrictos y comisiones garantes.
Con ocho dimisiones sobre la mesa —y quizás más inminentes— la Federación de ERC en Barcelona queda descapitalizada internamente y obliga a abrir un proceso de renovación exprés. Durante los próximos días, el partido deberá analizar qué reglamento se aplica y cómo se gestiona la transición hacia el Congreso que marcará el futuro de ERC en la capital catalana.
