Diversas entidades sociales de Badalona han iniciado una acción coordinada para impedir que las personas desalojadas del antiguo instituto B9 se vean obligadas a pasar la noche a la intemperie. El portavoz de Badalona Acull, Carles Sagués, ha explicado en declaraciones este sábado por la tarde que disponen del Casal Antoni Sala i Pont, donde se puede acoger hasta a quince personas esta misma noche.
Mientras tanto, están trabajando intensamente para encontrar alternativas de alojamiento para quienes no puedan ser acogidos en este espacio, actualmente ubicados bajo un puente de la autopista C-31. Voluntarios y diversas organizaciones están ofreciendo alimentos y ropa de abrigo a los afectados.
Negociaciones con la Iglesia y recursos complementarios
Este mismo sábado se ha mantenido contacto con Cáritas y el Arzobispado, con la intención de habilitar algún local eclesiástico para aumentar la capacidad de acogida. No obstante, según Sagués, todavía no ha sido posible asegurar ningún espacio.
Se están trasladando colchones al casal para que estas quince personas puedan pasar "unas cuantas noches". En palabras del portavoz: "Diez o quince días seguro que podrían estar ahí"
Además, el sindicato CCOO ha puesto a disposición un inmueble donde guardar tanto la comida recogida por los desalojados como las donaciones solidarias recibidas, evitando así que se estropee. Este espacio también servirá para almacenar ropa y permitirá a los afectados cargar los teléfonos móviles, aunque no está habilitado como lugar para dormir
La entidad Cuineres per la Pau, finalmente, será responsable de ofrecer alimentación a los desalojados. A partir del domingo centralizará la preparación de las comidas calientes destinadas a estas personas.
Dificultades con el apoyo municipal
Son unas quince las personas que podrán refugiarse en el casal Antoni Sala i Pont —un centro vinculado a la CUP— mientras que, según denuncia Carles Sagués, "el Ayuntamiento no ha cedido nada ni ha dado ninguna ayuda".
Ante esta situación, el alcalde Xavier García Albiol ha afirmado a la Agencia Catalana de Noticias (ACN) que prioriza destinar los servicios sociales municipales «a aquellas personas de la ciudad que lo están pasando mal»
Aportaciones ciudadanas y solidaridad activa
Sagués destaca una gran respuesta solidaria entre la ciudadanía anónima: "Ha habido muchas aportaciones en forma principalmente de comida". Un ejemplo es Amics de la Gent Gran, entidad que este mismo sábado celebraba una comida navideña y envió todas las comidas sobrantes a los desalojados.
"Todos traen comida cocinada o preparada para cocinar. A partir de mañana podremos centralizarlo todo mediante Cáritas en el local de la calle Sant Marc", explica el portavoz.
Citas personales sobre la ola solidaria y la crítica política
Jimena Silva, vecina comprometida con el apoyo a los afectados, celebra esta ola solidaria, pero critica duramente las declaraciones políticas: "Aunque Albiol intente apagarla con su discurso de odio".
Puntualiza también: "No puede ser normal que 400 personas duerman en la calle. No podemos aceptar tanta arrogancia ni odio hacia gente tan vulnerable". Silva recuerda haber acogido ya a una persona tras un incendio en 2020 en el barrio del Gorg y anuncia dispuesta nuevamente a hacerlo después del reciente desalojo.
Así mismo, anima a toda la población badalonina a **abrir las puertas de sus viviendas**: "Hay mucho sufrimiento y mucha presión"; lamenta también "la falta de un programa integrador" especialmente necesario porque algunos sufren problemas mentales tras llegar procedentes en patera.
Efectos sobre estudiantes migrantes del B9
Núria Pons, profesora del Centro de Formación de Adultos (CFA) de Sant Adrià de Besòs, se ha acercado hasta el campamento provisional situado bajo la autopista C-31. Ha relatado a la ACN cómo muchos de los alumnos provienen precisamente de los desalojados del B9.
"Esta semana no han asistido a clase. El jueves celebramos la fiesta final de curso sin ninguna presencia de los alumnos senegaleses", explica Pons. Los estudiantes ausentes son participantes de los cursos básicos de catalán y castellano originarios de Senegal y Gambia. La profesora manifiesta preocupación ante la dificultad para localizarlos ahora que no tienen un lugar estable ni acceso fácil a sus teléfonos móviles.