Barcelona se despide de la Global Sumud Flotilla: “Nosotros sabemos que es peligroso, pero ningún riesgo es comparable al que viven cada día los palestinos”

El Moll de la Fusta se ha convertido este domingo en un escenario de música, gritos de reivindicación y emociones compartidas.

31 de agosto de 2025 a las 19:08h

Desde primera hora de la mañana, familias, colectivos solidarios y activistas de diferentes puntos del país han respondido al llamado para despedir a la Global Sumud Flotilla, la mayor expedición marítima organizada en las últimas décadas para intentar romper el bloqueo de la franja de Gaza y hacer llegar ayuda humanitaria.

Hacia el mediodía, las calles adyacentes al puerto estaban llenas de gente. Batucadas, pancartas y banderas palestinas llenaban el espacio mientras pequeños barcos se cargaban con todo tipo de material. “Es emocionante ver cómo todo un pueblo se une para acompañar este gesto de resistencia”, explicaba Yassin, joven de origen palestino residente en L’Hospitalet. “Yo no puedo volver a mi casa, pero sentir este apoyo me ayuda a creer que no estamos solos”.

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La hora de la partida

A las 15.30 h, después de horas de discursos y actividades, el momento clave ha llegado. Los primeros veleros —el Sirius, la Pinya y el Isobella of Cowes— se han ido alejando lentamente del puerto, acompañados por gritos de ánimo y aplausos. Miles de personas agitaban pañuelos y banderas mientras muchos registraban la escena con los móviles.

“Es una despedida, pero no es una derrota; es un acto de esperanza”, decía Marta, vecina del Poble-sec, que había ido con sus hijos pequeños, quienes llevaban una pancarta hecha a mano donde se podía leer “Silencia cuando duermen pero no cuando mueren”. Según su madre:  “Ellos no entienden todas las implicaciones políticas, pero saben que hay niños como ellos que no tienen comida ni agua. Quería que vieran qué significa luchar por la dignidad de otros”.

Familias entre el miedo y el orgullo

Al lado de ella, Montse, madre de una de las voluntarias, no podía contener las lágrimas: “Como madre tengo miedo, es evidente. Pero lo que vive cada día la gente de Gaza es infinitamente peor. Mi hija se marcha con convicción y eso me da fuerza. Ruego que vuelva y que este genocidio termine de una vez. Si yo fuera más joven… sería como ella (señala a su hija)”.

Algunos de los tripulantes eran despedidos por sus hijos e hijas. Entre abrazos y emoción, el sentimiento compartido era de compromiso. “No hay dudas, solo determinación”, aseguraba uno de ellos, que forma parte  de un colectivo solidario y tiene compañeros a bordo. “El trabajo no termina aquí: los que nos quedamos debemos seguir denunciando, difundiendo y protegiéndonos ante cualquier ataque que puedan sufrir en el mar”, explica. 

Flotilla

Una acción que atraviesa fronteras

La Global Sumud Flotilla agrupa a 37 embarcaciones que se irán sumando en diferentes puertos del Mediterráneo. En total, más de 400 personas de 44 países participan en la iniciativa. Esta dimensión internacional ha sido muy destacada por los organizadores.

“El mensaje es claro: se trata de derechos humanos”, decía Saif AbuKeshek, coordinador de la flotilla, antes de embarcarse. “A propósito se impide la entrada de ayuda humanitaria mientras la gente muere. Nuestra obligación es intentarlo, una y otra vez”.

Un ambiente entre fiesta y resistencia

Todo el fin de semana se han organizado talleres, charlas y actividades culturales en el Moll de la Fusta. Niños construían barcos de papel con los colores palestinos, mientras grupos de música animaban la espera. El ambiente recordaba, por momentos, un festival popular. Pero bajo la celebración había también una conciencia clara de riesgo.

“Lo vivo como una mezcla de alegría y rabia”, comentaba Carla, estudiante de la UB. “Es bonito ver tanta gente movilizada, pero a la vez es desesperante que tengamos que organizar flotillas para hacer llegar alimentos y medicinas básicas. Si los gobiernos hicieran su trabajo, nosotros no estaríamos aquí”.

Mirando hacia el mar

Cuando los barcos ya estaban en el horizonte, las banderas palestinas continuaban ondeando y el sonido de los tambores aún resonaba en el muelle. La imagen dejaba una sensación agridulce: el orgullo de la movilización y la incertidumbre sobre lo que vendrá. “Nosotros sabemos que es peligroso, pero ningún riesgo es comparable al que viven cada día los palestinos”, había dicho antes de marcharse uno de los activistas, que no ha querido compartir su nombre. Sus palabras resonaban en muchos de los presentes, que continuaban mirando el mar como si quisieran retener aquel instante.

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La Global Sumud Flotilla pone rumbo a Gaza. Detrás suyo, deja una ciudad movilizada y una multitud que, con voces y gritos, ha querido recordar que la solidaridad también se construye en el Mediterráneo.

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Lourdes Tasies
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