El Ayuntamiento y Puerto de Barcelona acuerdan reducir a 5 las terminales de cruceros antes de 2030

El convenio incluye el derribo de tres terminales y la construcción de una nueva, así como nuevos viales

17 de julio de 2025 a las 14:24h

 El Ayuntamiento de Barcelona y el Puerto han firmado un protocolo para reducir las terminales de cruceros de 7 a 5 y mejorar la movilidad. En concreto, se derribarán las tres terminales más antiguas del Muelle Adosado, A, B y C, y se construirá una nueva donde está la C. La nueva terminal será la única pública, y por tanto estará abierta al uso general. Podrá atender a 7.000 pasajeros a la vez y priorizará cruceros que sean de puerto base y los barcos pequeños. El alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, ha asegurado que la medida supone que "por primera vez en la historia Barcelona pone límites a los cruceros". Así, ha detallado que disminuirá un 16% la capacidad máxima de la infraestructura dedicada a cruceros, pasando de 37.000 a 31.000 pasajeros máximos al día.

A finales de 2026 se cerrará la actual terminal del WTC y se derribará la C y en 2028 será el turno de la A y la B. Las obras de la nueva terminal C terminarán en 2030. El plan también incluye mejoras en la movilidad alrededor del puerto, de Montjuïc y la Zona Franca.

En una rueda de prensa conjunta en el World Trade Center, el alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, y el presidente del Puerto de Barcelona, José Alberto Carbonell, han dado todos los detalles del acuerdo que supondrá una reconversión de la infraestructura entre 2026 y 2030. 

El punto central del protocolo es la reducción del número de terminales de cruceros, pasando de 7 a 5. Así, se derribarán las actuales terminales A, B y C y se levantará una nueva que será pública, es decir abierta al uso general, y con capacidad para recibir a 7.000 viajeros a la vez. El presidente del Puerto, José Alberto Carbonell, ha puesto en valor este nuevo espacio que dará prioridad “a cruceros que sean de puerto base y barcos pequeños” porque uno de los principales objetivos de la nueva estrategia es apostar “por la calidad en lugar de la cantidad”

Asimismo, ha explicado que el protocolo acelera el calendario del Puerto para renovar las terminales más antiguas, las actuales A, B y C, que estaban a punto de agotar su vida útil, y construir unas nuevas instalaciones más adecuadas a los requerimientos actuales de la industria crucerística. De esta forma, el muelle Adosado quedará configurado con cinco terminales de cruceros: cuatro privadas (las actuales terminales D, E, G y H) y una pública (la nueva terminal C).

La reordenación y reducción progresiva de las terminales actuales irá acompañada de la rehabilitación integral de un tramo de muelle de 610 metros de longitud, correspondiente a las actuales terminales A y B, una actuación que supondrá una inversión de 50 millones de euros por parte del Puerto de Barcelona. 

Además, la rehabilitación del muelle facilitará la instalación de los sistemas onshore power supply (OPS) para conectar los barcos a la red eléctrica, suministrándoles energía verde para apagar sus motores y eliminar las emisiones de su operativa.

Mejoras en la movilidad

El protocolo también incluye un ambicioso plan de movilidad sostenible. Uno de los puntos destacados será  el desdoblamiento del puente Porta d’Europa para mejorar la movilidad del muelle Adosado y su conexión segura, incorporando viales para bicicletas y peatones. Esta actuación conlleva una inversión de 90 millones de euros.

Asimismo, se construirá un corredor urbano por el frente litoral de Montjuïc destinado al transporte público, taxis, VTC, bicicletas y peatones, que conectará la plaza de las Drassanes con la Marina del Prat Vermell y la Zona Franca. Esta infraestructura estratégica facilitará la conexión del vecindario a ambos lados de la montaña de Montjuïc y permitirá canalizar los flujos de pasajeros que vayan en dirección sur con un impacto mínimo sobre el tejido urbano adyacente. La inversión prevista es de unos 10 millones de euros.

Además, se elaborará un estudio de evaluación de la movilidad generada por los cruceros, que permitirá formular un plan de gestión sostenible de la movilidad terrestre de los cruceristas, que incluya, por ejemplo, un servicio regular de lanzaderas con los principales nodos de transporte público, un sistema de monitorización permanente con datos compartidos con el Ayuntamiento o bien la instalación de pantallas informativas en todas las terminales para informar en tiempo real de la afluencia a los principales puntos turísticos de la ciudad para mejorar la distribución de personas y descongestionar las zonas más saturadas, en línea con las políticas desplegadas en los Espacios de Gran Afluencia (EGA).

Una inversión de 185 millones de euros 

El desarrollo de todas estas actuaciones, supondrá una inversión público-privada en el Puerto de Barcelona de 185 millones de euros, que se suman a los 265 millones de euros que ha representado el conjunto de actuaciones desarrolladas en cumplimiento del anterior acuerdo firmado entre el Ayuntamiento y el Puerto en el año 2018 para reordenar la actividad crucerista. Según los responsables del Puerto de Barcelona, la infraestructura ha dado cumplimiento a este acuerdo en su práctica totalidad, trasladando la actividad de los muelles de Drassanes y Barcelona Nord a Adosado y abriéndolos a la ciudad.

Poniendo límites a la masificación turística

Por su parte, el alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, ha agradecido al Puerto de Barcelona su “empatía y comprensión” al entender que ha llegado un momento en que la actividad de los cruceros no podía crecer más. "Ha entendido que el crecimiento económico debe llegar por otras vías". 

En este sentido, ha destacado que el acuerdo supone que por primera vez “se ponen límites al crecimiento del turismo y los cruceros en la ciudad” y ha dicho que Barcelona está siguiendo el ejemplo de otras ciudades europeas como Ámsterdam, Dubrovnik, Mallorca o Valencia, que también están estudiando medidas. 

Así, ha aprovechado la intervención para recordar que desde el año 2018 hasta 2024 el número de cruceristas se ha incrementado un 20% en la capital catalana, dado que el último protocolo firmado entre Puerto y Ayuntamiento no limitaba el crecimiento de la actividad. El alcalde ha detallado que la medida significará reducir un 16% la capacidad máxima  crucerista actual, lo que, según han explicado fuentes municipales supondrá pasar de 37.000 a 31.000 pasajeros diarios como mucho. 

Con todo, ha remarcado que el impacto de esta medida "no será inmediato" de forma que el año que viene se pueda percibir un descenso abrupto de cruceristas. Pero sí que confía en que la curva comenzará a inflexionar de forma que Barcelona podrá entrar en un modelo mucho más sostenible. “El objetivo es tener una actividad sostenible desde el punto de vista medioambiental, obviamente, pero también pensando en el impacto sobre la ciudad, el espacio público y el derecho de los vecinos y las vecinas a disfrutar también de sus parques, de sus plazas y de sus calles”, ha sentenciado.

Un calendario ajustado

A finales de 2026 se cerrará la actual terminal del WTC y se derribará la C. En 2027 se iniciará la construcción de la nueva terminal pública en el muelle adosado y comenzarán las obras del puente Porta d’Europa. Un año después, entrará en funcionamiento la nueva terminal C, pero sólo con un solo atraque, y se derribarán las terminales A y B. En 2029 entrará en servicio del corredor urbano que conectará la plaza de las Drassanes con la Marina del Prat Vermell y la Zona Franca y en 2030 entrará en funcionamiento la nueva Terminal C con una capacidad máxima de 7.000 pasajeros.

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