El Comú hará un Plan de Gestión de Colas para la Crepería de la Rotonda

Dos varas de medir a los influencers que tienen establecimientos en la capital

19 de diciembre de 2025 a las 14:27h
Actualizado: 19 de diciembre de 2025 a las 14:27h

A pesar de la mala imagen para el país y para la parroquia, su falta de respeto hacia Andorra y sus instituciones y el odio que desprende hacia nuestra lengua en sus vídeos, el dueño de la Creperia de la Rotonda recibe el apoyo del Comú que conversa amistosamente con él para gestionar las colas que se forman delante de su establecimiento

Según declaraciones del cónsul mayor, Sergi González Camacho, a pesar de haber recibido 'muchas' quejas de los ciudadanos, el propietario del establecimiento se ha 'acercado al comú' y está 'preocupado por la situación' que generan las colas delante de la crepería. El establecimiento, situado en la Avenida Meritxell, frente a la plaza de la Rotonda, genera mucho malestar entre los vecinos y residentes que no pueden pasar por la acera donde día sí día también hay lleno de turistas, móvil en mano, grabando las excentricidades y aspavientos del propietario del local, que se dedica a insultar y vilipendiar a quien se acerca. El juego que se traen entre unos y otros, el que hace la gracia y los que le ríen, pone en peligro a los cientos de ciudadanos cada tarde que tienen que bajar a la carretera para esquivar a los curiosos y al mismo tiempo prohíbe el paso a sillas de ruedas o carritos, y muchas veces con agentes de circulación a pocos metros que hacen como si el caso no fuera con ellos.

El tema es tan preocupante que, a pesar del 'buen rollo' que parece haber entre común y propietario, la mayoría está trabajando para que el próximo Consell de Comú apruebe un 'Plan de gestión de colas para los establecimientos'.

Ayer mismo, después del Consell de Comú el cónsul declaró que hay unas catenarias que las ha puesto el propietario, pero no, poco después del Consell de Comú una multitud de gente estaba delante del establecimiento donde el problema no es que se haga una cola para esperar turno, sino que muchos ni compran y solo van a ver el espectáculo. Y como siempre, los peatones tenían que bajar o cruzar la calle. Esto no solo supone un peligro de atropello, sino que además, perjudica enormemente a los comerciantes de los alrededores de la crepería, ya que la gente no sube por esa acera, y hasta muchos metros más arriba se ve claro cómo los turistas pasean por la otra acera porque han tenido que esquivar las colas.

Lo más paradójico no es solo que los agentes de circulación instalados al frente regulando el tráfico en aquel cruce ignoren el problema, sino que hace muy poco, el común sí que actuó y multó a otro establecimiento de unas influenciadoras porque la terraza que habían instalado no estaba regularizada como toca y ocupaba un espacio en la vía pública que no le correspondía. Un espacio que, en aquel caso ni ponía en riesgo a los peatones ni obligaba a nadie a desviarse.

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Sergio Lahoz
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