El coste anual de la línea circular (LC) era de 450.000 euros al año. Se trataba de un "coste muy superior al del resto de líneas, especialmente si se tiene en cuenta que la LC representa únicamente el 2% de la demanda total del servicio (y aproximadamente el 1% si se consideran sólo los usuarios que hacían uso de su funcionalidad específica)", y, por lo tanto, "la línea circular se confirmaba como la menos eficiente desde el punto de vista económico y operativo", justifica el secretario de Estado de Transición Energética, Transportes y Movilidad, David Forné, a la batería de preguntas formuladas por la consejera general de Concórdia Maria Àngels Aché.
Ante estos datos y el hecho de que con la reconfiguración de las líneas de transporte muchas de las paradas que hacía la LC pueden ser cubiertas por otras líneas, el ejecutivo justifica la supresión de la línea circular y argumenta que es una decisión que "se ha adoptado con el objetivo de mejorar la eficiencia, la equidad en la cobertura y la sostenibilidad del sistema de transporte público nacional, garantizando alternativas adecuadas para los usuarios que hacían uso de esta línea y, al mismo tiempo, priorizando la cobertura de un servicio nacional respecto a la cobertura de un servicio local y de proximidad, más propio de una función parroquial". En este sentido, especifica que "la mayoría de sus trayectos se pueden hacer con otras líneas nacionales con una pequeña caminata adicional, como pasa y ha pasado en otras líneas". Más concretamente, según los datos facilitados, casi el 40% de los trayectos efectuados con la LC podrían hacerse con otras líneas nacionales, con un máximo de dos minutos (150 metros) caminando en algunos casos; además de los 300 desplazamientos diarios de media registrados en la línea LC, sólo unos 180 respondían "realmente a la funcionalidad propia de la línea; es decir, a usuarios que se benefician de paradas y recorridos específicos no compartidos con otras líneas". El resto, unos 120 viajeros, "podrían hacer el desplazamiento indistintamente con cualquier otra línea". Por otro lado, se pone de relieve que una parte significativa de los viajes correspondían a recorridos "muy cortos, fácilmente asumibles a pie, que no se ajustan a los objetivos de cobertura territorial del transporte nacional".
Desde la secretaría de Estado de Transportes y Movilidad se defiende que con la nueva configuración del transporte público "se han mejorado las frecuencias y la cobertura en zonas que hasta ahora disponían de una oferta limitada" y pone como ejemplo Engolasters y l’Obac.
Según la respuesta a las preguntas formuladas por Aché, la línea LC registró una media de unos 300 viajes diarios entre enero y junio de 2025 con un perfil de viajero que en el 74% de los casos tenía la tarjeta de residente, un 17% la Magna, un 3% la de discapacidad; un 3% el bus joven y otro 3% eran abonos no subvencionables. Un 71% tenían menos de 60 años; un 14,5% entre 61 y 70 años; un 12,5% entre 71 y 80 años y un 2% más de 80 años.
Cobertura con la futura línea comunal de Andorra la Vella y Escaldes-Engordany
Desde el ejecutivo se destaca que las actuales líneas del común de Escaldes-Engordany tienen conexiones que "resultan más eficientes que la antigua línea circular" y pone un ejemplo: el trayecto entre la plaza Santa Anna y la zona de l’Obac o la calle de la Unió se cubre en cinco minutos con el servicio comunal, "mientras que con la LC podía llegar hasta los 28 minutos". Forné añade que con "la creación de la línea interparroquial compartida entre los comunes de Andorra la Vella y Escaldes-Engordany, el recorrido de la LC queda totalmente cubierto". "La función principal de la LC quedará integrada y asumida por la nueva línea interparroquial, que ofrecerá un servicio local de proximidad y una cobertura territorial más ámplia y eficiente", concluye. Y también reivindica que se hace un seguimiento "diario del servicio" y se revisan las incidencias "continuamente" para introducir los ajustes que sean necesarios.