Los productores de mejillones del delta del Ebro calculan que el calor ha matado entre un 80 y un 90% de la cría

La temperatura del agua en la bahía del Fangar, donde se conservaba la semilla, llegó a los 31 grados

29 de agosto de 2025 a las 18:29h

Los productores de mejillones del delta del Ebro calculan que entre un 80 y un 90% de la cría de mejillón de la bahía del Fangar ha muerto como consecuencia de las elevadas temperaturas del agua del mar durante este mes de agosto. Una vez finalizada la campaña, los mejilloneros habían trasladado más de un millón de kilos de semilla en esta zona para garantizar la siembra de la próxima cosecha en condiciones adecuadas. Pero el calentamiento del agua del mar, que según Gerardo Bonet, gerente de la Federación de Productores de Moluscos del Delta del Ebro (Fepromodel), llegó a los 31 grados durante varias jornadas durante la última ola de calor, las ha acabado matando. Esto les obligará, de nuevo, a tener que comprar cría en Italia o Grecia.

Mejilloneros afectados accedieron este jueves a la zona donde se encontraba sembrada la cría en la bahía del Fangar para comprobar su estado. Según Bonet, en algunos casos la mortandad es total, si bien en zonas cercanas a la bocana de la bahía la supervivencia podría ser más alta. "Ahora tendremos que limpiar la cría muerta, sacarla, quitar las protecciones, perder lo que se ha hecho hasta ahora y empezar de nuevo: volverlo a sembrar todo para la cosecha de 2026", ha indicado.

Este año, los colectores habían captado durante la campaña una cantidad de cría superior a la de años anteriores. Pero la mortandad de este agosto obligará a los mejilloneros a tener que volver a buscar y comprar semilla de otros países productores del mediterráneo: Italia, principalmente, pero también Grecia. Bonet explica que mantienen la atención fijada en las condiciones de estas zonas para poder garantizar la cosecha del año que viene. Si las crías de allí sobreviven, los productores del Delta podrían adquirir entre 1 y 1,5 millones de kilos a partir de finales de septiembre.

No es la primera vez que se ven obligados a tener que adquirirlas fuera por episodios de mortalidad en las aguas de las bahías deltaicas. El año pasado, además, vieron como el precio de compra en otros países se disparaba hasta casi los 2 euros el kilo, una cifra inédita, casi el triple que hace pocos años atrás. "Esperamos que esta vez no se llegue a estos precios", ha confiado Bonet.

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C CIUTAT
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