El agente de los Bomberos que ha muerto esta tarde en el marco de las tareas de extinción del incendio de Paüls (Baix Ebre), estaba sentado en una roca de grandes dimensiones que se ha desprendido y que le ha hecho caer por un precipicio de veinte metros. Así lo ha explicado el jefe de intervención de los Bomberos, Joan Rovira, en una atención a los medios desde Tortosa donde se ha mostrado compungido por la noticia, que ha hecho que "todas las preocupaciones por el incendio hayan pasado a segundo plano". La víctima es Antonio Serrano, de 46 años, un bombero del parque de Granollers que trabajaba en la extinción en una zona escarpada. Rovira ha explicado que el bombero esperaba la llegada de una línea de agua para atacar una fumarola cuando ha tenido lugar el accidente.
El jefe de intervención de los Bomberos también ha explicado que a pesar de los esfuerzos de los equipos sanitarios tanto del mismo cuerpo, como del Sistema de Emergencias Médicas como del Hospital Verge de la Cinta, donde ha sido trasladado, no se ha podido hacer nada para salvarle la vida.
La consejera de Interior, Núria Parlon, el jefe del cuerpo de Bomberos y otros mandos se han desplazado hasta el hospital para atender a la familia de la víctima, que deja un hijo de diez años.