Los vecinos de Monistrol de Montserrat (Bages) acumulan ya cinco días sin poder beber ni cocinar con el agua del grifo. Las fuertes lluvias del fin de semana pasado, que dejaron hasta 140 litros por metro cuadrado, arrastraron arena y sedimentos hasta los depósitos municipales, haciendo que el agua se volviera demasiado turbia para el consumo.
La alcaldesa, Núria Carreras, explica que la intensidad de la lluvia “arrastró mucha arena” y alteró los parámetros sanitarios: “En Monistrol tenemos la suerte de que disponemos de una fuente propia, pero la gran cantidad de lluvia ha provocado estos problemas”. El Ayuntamiento, siguiendo los informes de Aigües de Catalunya, declaró el lunes la Font Gran no apta para el consumo humano. Sin embargo, el agua se puede utilizar para la higiene personal, la limpieza y el riego.
Para garantizar el suministro básico, un camión cisterna reparte agua potable cada día, de 9 a 21 h, en diferentes puntos del municipio. Bares y restaurantes también se han visto afectados y han tenido que recurrir al agua embotellada para cocinar o servir bebidas. “Esperamos que pronto se restablezca el servicio, pero la naturaleza no se puede controlar”, comenta Daniel, del restaurante Montserrat.
Los vecinos, aunque resignados, muestran comprensión. José Garcia, con más de 40 años en el municipio, recuerda solo un episodio similar: “La lluvia fue tan fuerte que me hizo pensar en el año 2000, cuando una tormenta se llevó todos los coches de la plaza”. Jordi Toro relata que “se veían cascadas y deslizamientos en la montaña”, mientras que Lluís Biosca, ausente durante la tormenta, asegura que al volver “todo estaba enfangado y lleno de charcos”.
Carreras confía en que la situación se normalice en breve: “En las próximas horas el agua ya podría volver a ser potable”. El municipio no vivía un episodio de lluvias tan intenso y prolongado desde hacía muchos años.