La Feria de Navidad por excelencia de Cataluña triunfa con más de 120.000 visitantes

El municipio, de poco más de 200 habitantes, multiplica por 60 su población durante estas fechas con aparcamientos llenos, colas de acceso y calles desbordadas de gente

07 de diciembre de 2025 a las 17:28h

La Feria del Abeto de Espinelves, considerada por muchos la mejor Feria de Navidad de toda Cataluña, ha vivido un primer fin de semana de récord, con una afluencia de visitantes que ha superado todas las previsiones y que ha transformado de nuevo este pequeño municipio de Osona en uno de los polos navideños más potentes del país. El sábado ya fue “espectacular”, según ha explicado el alcalde, Antoni Tanyà, y este domingo se han repetido las imágenes de aparcamientos llenos, colas de acceso y calles desbordadas de gente con la mirada puesta en su abeto de Navidad.

Espinelves, que el resto del año apenas supera los 200 habitantes, se convierte estos días en un pueblo multiplicado por mil. El ambiente navideño lo invade todo: luces, olor a resina fresca, puestos artesanos y un tránsito de familias cargadas de ilusión. La 44ª edición de la feria aspira a superar los 120.000 visitantes y a vender unos 5.000 árboles hasta el 14 de diciembre.

Dues dones buscant un avet a la Fira de l'Avet d'Espinelves.

 

Colas, colapso y un éxito que no se detiene

Tanyà ha reconocido que el volumen de visitantes ha vuelto a provocar complicaciones de tráfico, especialmente en el Eix Transversal, donde muchos vehículos han tenido que hacer “tres intentos” para acceder al pueblo. “Sentimos el colapso, pero también nos alegra: quiere decir que Espinelves es un destino querido y que la gente quiere venir a buscar su abeto”, ha dicho.

Este domingo el panorama se ha repetido: aparcamientos llenos desde primera hora, colas para entrar y paradistas trabajando a todo ritmo. La zona de brasa y los bares del pueblo se han llenado de desayunos de fuego y brasa antes de entrar a recorrer la feria.

 

Más plazas de aparcamiento y nueva iluminación

Para gestionar la avalancha de visitantes, el Ayuntamiento ha habilitado este 2025 un nuevo aparcamiento con 300 plazas, que se suman a las 200 estrenadas el año pasado. El próximo año se valorará ampliar entre 200 y 300 más, ya al límite de capacidad del pueblo

La bienvenida también ha cambiado: Espinelves luce unas letras iluminadas de casi dos metros visibles desde la carretera, y la entrada de la feria está presidida por dos abetos de grandes dimensiones.

Lletres de benvinguda a la Fira de l'Avet d'Espinelves.

 

El orgullo del producto local

Este año, la feria cuenta con 120 puestos —una veintena más que en 2024—, y una decena de estos son productores locales de abetos. Muchos son negocios familiares que representan el “kilómetro cero” de la tradición.

Uno de ellos es el de Miquel Prat, que ya es la tercera generación de una estirpe dedicada al abeto. El primer día de feria vendieron entre todos los puestos unas 1.500 unidades. “Ver familias que llevan 19 años viniendo es una emoción”, destaca.

Los productores ofrecen principalmente dos variedades:

  • Picea excelsa, más económica (15–40 €) y de crecimiento rápido
  • Nordmanniana, resistente y muy valorada (25–70 €)
Un dels propietaris del forn Can Celestino venent coques a la Fira de l'Avet d'Espinelves.

 

Artesanía, tiós y productos 100% catalanes

Los puestos de artesanía también han cautivado al público. Anna Rodón, artesana de Mataró, vuelve por decimotercer año y celebra que la gente venga “con muchas ganas de Navidad”. Ella defiende un producto “100% catalán”, con tiós, mantas y decoración sin anglicismos.

La gastronomía tampoco falla: las cocas de Espinelves del horno Can Celestino se han convertido en un reclamo imprescindible. “El bisabuelo ya las hacía con horno de leña; hoy seguimos la tradición para todos los visitantes”, explica Marta Vilamala.

 

Una paradista venent productes alimentaris a la Fira de l'Avet d'Espinelves.

 

Una tradición que pasa de generación en generación

Muchas familias viven la visita como un ritual navideño. Albert, de Malgrat de Mar, lleva seis o siete años viniendo con sus hijos: “Siempre venimos pronto y nos marchamos con un abeto nuevo”. Sonia, de Berga, lo tenía claro después de quedarse sin abeto el año pasado: “¡Hemos venido con el maletero vacío!”

Otros, como Pierina, lo descubren por primera vez y salen encantados: “La feria es preciosa y muy acogedora. 100% recomendable”.

Espinelves vuelve a demostrar que es mucho más que una feria: es un lugar donde la Navidad toma forma, olor y tradición. Y este año, más que nunca, el pueblo brilla con luz propia.

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Eric Mendo
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