El Hospital San Juan de Dios ha puesto en marcha recientemente una cabina que permite exponer pacientes con enfermedades cardiorrespiratorias graves al ambiente hipobárico que se produce durante el vuelo en avión para prescribirle un tratamiento preventivo si es necesario. Las personas con enfermedades cardiorrespiratorias graves tienen más riesgo de presentar una insuficiencia respiratoria cuando viajan en avión debido a la bajada de presión atmosférica. A pesar de las medidas de presurización que incorporan los aviones, a medida que el aparato va cogiendo altura, la cantidad de oxígeno al aire baja drásticamente hasta un 15%, mientras que a nivel de mar es de un 21%.
Este cambio no supone ningún riesgo para la mayoría de la población, pero por ejemplo los niños con neumopatías graves y cardiopatías muy complejas, esta bajada de presión puede desestabilizar y causar una insuficiencia respiratoria que puede dar lugar a una situación de emergencia médica.
Lo que hace San Juan de Dios es un test de hipoxia isobárica (THI).
Así, los profesionales del Servicio de Neumología pueden determinar si un paciente tiene riesgo de sufrir una insuficiencia respiratoria durante el viaje en avión.
Si es así, se le pueden prescribir medidas preventivas para evitarlo.
Hasta ahora, una decena de pacientes se han sometido al test de hipoxia isobárica en el Hospital San Juan de Dios.
La cabina que se utiliza es de plástico transparente y sellada, y dispone de dos vías para la entrada de nitrógeno y oxígeno.
Una vez que el paciente entra en la cabina -acompañado de uno de los padres si son muy pequeños- se acomoda y los profesionales abren la fuente de nitrógeno hasta que la concentración o proporción de oxígeno desciende hasta el 15%.
A lo largo de la prueba, que dura 20 minutos, monitorean la frecuencia respiratoria, la frecuencia cardíaca y la saturación de oxígeno del niño.
Si el paciente presenta una saturación de oxígeno mantenida durante uno o dos minutos, los profesionales le administran, mediante unas gafas nasales, la dosis suplementaria de oxígeno que necesita para mantener la saturación por encima del 94%.
Al finalizar el test, los profesionales entregan a la familia un informe médico que puede presentar a la compañía en el caso de que necesite oxigenoterapia durante el vuelo, con el fin de tener la previsión de este recurso autorizada y a punto durante el viaje.