La Flotilla entra en “zona de alto riesgo” rumbo a Gaza y acusa a España de abandonarla mientras Israel se prepara para interceptarla

Los organizadores alertan de un aumento de actividad de drones y de aproximaciones de barcos no identificados

01 de octubre de 2025 a las 08:17h
Actualizado: 01 de octubre de 2025 a las 08:17h

La Global Sumud Flotilla (GSF) ha anunciado este miércoles por la noche que ha atravesado la “zona de alto riesgo” en aguas internacionales, situada a partir de las 150 millas náuticas de la costa de Gaza. Es el mismo tramo marítimo donde otras misiones solidarias han sido interceptadas por Israel a pesar de navegar fuera de sus aguas territoriales.

“Estamos en alerta máxima. Hemos entrado en la zona de alto riesgo, el área donde flotillas anteriores han sido atacadas o interceptadas. Permaneced alerta”, ha advertido la organización en su canal de Telegram.

En las últimas horas, la flotilla ha denunciado un “incremento de la actividad de drones” y el acercamiento de “varios barcos no identificados, algunos con las luces apagadas”. La tripulación ha activado los protocolos de seguridad y las embarcaciones sospechosas finalmente se han alejado.

Movimientos de Israel y primeras intimidaciones

La tensión se ha incrementado de madrugada, cuando el activista brasileño Thiago Ávila —a bordo del Alma, uno de los barcos principales— ha informado de la presencia de un “barco militar israelí” muy cerca de las embarcaciones Alma y Sirius. Según su relato, la nave de guerra ha llevado a cabo “maniobras peligrosas”, ha rodeado los barcos y ha llegado a “dañar sistemas de comunicación”.

“A pesar de la pérdida de aparatos electrónicos, nadie ha resultado herido y seguimos de camino a Gaza, para romper el bloqueo y crear un corredor humanitario”, ha explicado Ávila. En un comunicado, la GSF ha confirmado que  las fuerzas israelíes habrían llegado a rodear el barco líder durante seis minutos, y que uno de los capitanes tuvo que hacer una maniobra evasiva “para evitar una colisión frontal”.

Según la radio pública israelí Kan, el Ejército ya se prepara para interceptar los más de cuarenta barcos del convoy y llevarlos al puerto de Ashdod, donde los pasajeros serían interrogados y posteriormente deportados. Informaciones filtradas apuntan a que no todas las embarcaciones serían remolcadas y que algunas podrían ser hundidas en alta mar, un escenario que dispara la alerta sobre el desenlace de la misión.

La posición del Gobierno español

España envió la fragata BAM Furor como apoyo logístico, pero Moncloa ha dejado claro que no entrará en la zona de 120 millas náuticas establecida por Israel como “exclusión militar”. Fuentes del Gobierno han remarcado que la nave “se encuentra en un radio operativo para hacer operaciones de rescate si fueran necesarias”, pero sin entrar en este perímetro.

“La misión de la flotilla es encomiable y legítima, pero las vidas de sus integrantes deben estar por encima”, han subrayado las mismas fuentes. Desde la flotilla, sin embargo, la respuesta ha sido de condena: “Por acción y omisión, el Gobierno español se convierte en cómplice de lo que pueda suceder”.

Además, los organizadores han denunciado que el Furor navega a una velocidad de crucero inferior a la que podría alcanzar y que, en el mejor de los casos, no les podría asistir hasta el mediodía. “Esto podría llegar tarde, cuando Israel haya vuelto a cometer otro acto de piratería en aguas internacionales”, han afirmado.

El papel de Italia y la acusación de “sabotaje”

El Gobierno italiano también había desplegado la fragata Alpino para acompañar a la flotilla. Pero Roma ha anunciado que emitirá una llamada por radio para ofrecer a las participantes la posibilidad de abandonar la travesía y volver a tierra antes de llegar a la zona crítica.

La GSF lo ha interpretado como una renuncia e incluso como un obstáculo deliberado: “Esto no es protección. Es sabotaje. Es un intento de desmoralizar y fracturar una misión humanitaria pacífica que los gobiernos no han asumido”. La organización insiste en que la misión continuará y advierte de que la presión de Roma sólo evidencia la falta de voluntad política. 

La misión y los riesgos

La Flotilla Sumud, con origen en puertos de España, Túnez, Italia y Grecia, transporta ayuda humanitaria destinada a Gaza. Los participantes recuerdan que ya habían sufrido ataques con drones e interferencias durante escalas en Túnez y en alta mar. Paralelamente, otro barco, el Conscience, se ha unido desde Otranto a otra columna de la Flotilla de la Libertad, activa desde 2008.

Los organizadores aseguran que los activistas conocen los peligros, pero que son conscientes de su misión.

El contexto político

Israel acusa a la flotilla de “orquestrar provocaciones” en vez de contribuir al fin del conflicto. En paralelo, Estados Unidos impulsa un nuevo plan de paz a la espera de la respuesta de Hamás, y el papa León XIV ha instado a evitar la violencia y ha calificado la misión de la Sumud como expresión de una “verdadera emergencia humanitaria”.

Mientras el debate diplomático se encalla, el mar se convierte en el escenario más incierto. Entre maniobras intimidatorias, drones y advertencias cruzadas, la flotilla continúa avanzando hacia las 120 millas náuticas, el punto de no retorno donde Israel ha actuado siempre con mano dura.

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Maria Lorenzo
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