Los restos que encontraron ayer unos senderistas al pasar por la montaña de la Creu, un bosque que se había quemado a principios de septiembre en el municipio valenciano de Oliva (la Safor), pertenecen a Beatriz Guijarro, la joven madre de dos hijos, de 28 años, que desapareció de su casa el pasado 9 de agosto y que estaba declarada desaparecida.
El cuerpo fue encontrado cerca de la salida del pueblo, y la Guardia Civil, que es quien lleva el caso, tendrá que determinar, una vez identificado, la causa del deceso. Ahora mismo las esperanzas de descubrirlo se centran en la autopsia, cuyos resultados preliminares inclinan a los investigadores a pensar que la chica pudo sufrir una caída fatal.
Beatriz, de 29 años y madre de dos criaturas, desapareció el 9 de agosto, día en que salió a caminar con una mochila. Las cámaras de seguridad la registraron por última vez en la plaza de Sant Roc, a la salida del pueblo, mirando el móvil. A partir de aquí se le pierde la pista: ni actividad en el móvil, ni en la cuenta corriente.
La investigación empezó con la hipótesis de la desaparición voluntaria, pero, a medida que avanzaba, se decantó por la participación de terceros en la desaparición y pasó al grupo de homicidios. Ahora la autopsia deberá determinar si los restos pertenecen a Beatriz y qué le pudo pasar.