En plena crisis de la vivienda, con precios de alquiler disparados en las principales ciudades —pero también en otras zonas menos densas—, aún es posible encontrar precios asequibles en zonas céntricas, e incluso turísticas. Cada vez es más difícil, pero aún hay propietarios —y grandes propietarios— que huyen de la especulación y mantienen precios que la mayoría de las familias aún pueden pagar.
Es el caso de Blanca de Llobet, que es propietaria, junto con su hermana, de un bloque de pisos en la calle Santa Clara de Girona, con vistas al río Onyar y a la catedral de Girona. La propietaria ha decidido que no cobrará más de 600 euros a ninguno de los inquilinos que viven allí, que en muchos casos son ya veteranos y en ningún caso se plantean la posibilidad de marcharse a otro lugar. Es el caso de Jordi, que vive allí con su mujer y su hijo. En un piso vecino viven Txell y Gerard, y el resto de vecinos también es gente que hace tiempo que vive allí.
Blanca explica a ACN que no hay ningún piso turístico en el piso y que "no lo habrá", aunque se trata de una zona privilegiada de Girona con mucho interés turístico. Ella prefiere alquileres "normales y razonables". Jordi, un vecino de los once pisos que tiene el bloque, explica que "no debería ser así, pero la verdad es que nos sentimos afortunados". La propiedad explica que no tiene "ninguna necesidad de especular", más allá de que actualmente no podría hacerlo por ley. Las propietarias reconocen que han tenido varias ofertas especialmente de inmobiliarias que les ofrecían la gestión de los pisos, pero no lo han aceptado.
De hecho, Blanca es quien hace los contratos cuando alquila uno de los inmuebles, un hecho muy poco habitual porque hay muy poca rotación de inquilinos. Y es que todos coinciden en decir que "es imposible" encontrar un piso en Girona que no supere los 600 euros "y menos en una zona tan privilegiada". En el bloque del Santa Clara también vive Txell Lorente desde hace 10 años. Explica que durante este tiempo ha visto cómo sus amigos han tenido "muchas dificultades" para encontrar piso en Girona porque "los precios subían muy deprisa". "A mí el precio me lo ha mantenido estable y me siento muy afortunada. Para mí es una joya tener este piso", remarca.

Ventajas para los propietarios
Uno de los motivos por los que de Llobet no ha subido los precios de los pisos es, por un lado, porque no hay problemas por el pago y por otro porque así los inquilinos "están contentos y los cuidan". De todos modos, explica que cuando hay cualquier problema tienen a disposición un servicio de mantenimiento que arregla "lo que haga falta". "Que tengamos unos precios asequibles no quiere decir que dejemos de lado el mantenimiento, al contrario", remarca.
Otro propietario que ha decidido no aumentar el precio de sus pisos es Josep Mascarell. Él tiene un bloque de 29 viviendas en la calle Bonastruc de Porta a un precio de entre 450 y 550 euros. Reconoce que son pisos de los años 80, pero que, como de Llobet, se ocupa de hacer el mantenimiento necesario. Tampoco tiene rotación, ya que los inquilinos que viven allí "ni se plantean" ir a otro lugar con los precios que hay actualmente.
Mascarell entiende el incremento de precios, porque la demanda es mucho mayor que la oferta, pero no lo comparte. "Gente del sector y gente que no lo es y van de sabios me dicen que podría cobrar el doble o el triple. A mí me parece que sería completamente injusto y creo que asfixiar a familias con hijos que les cuesta llegar a final de mes que ya hacen bastante esfuerzo, no les quiero complicar más la vida", remarca.

Turismo y expats
Propietarios e inquilinos coinciden en decir que uno de los principales problemas es el efecto que el turismo ha tenido en la ciudad de Girona que "ha sacado muchos pisos del mercado", especialmente con el auge del turismo ciclista en la ciudad. Además, también cargan contra los llamados 'expats' que han llegado a la ciudad en los últimos años y "que tienen sueldos mucho más altos que la gente de aquí". En este sentido, todos lamentan que la ciudad ha "perdido la esencia" especialmente en el Barri Vell de Girona.