La Marató de 3Cat se ha consolidado, año tras año, como uno de los grandes ejercicios colectivos de solidaridad del país. Este año, dedicada de nuevo al cáncer, ha vuelto a movilizar a miles de personas en todo el territorio, demostrando que la implicación ciudadana sigue siendo clave ante una enfermedad que nos afecta a todos, de cerca o de lejos.
Más allá de la emisión televisiva, La Marató se construye desde las calles, las escuelas, las entidades y los municipios. Caminatas populares, carreras solidarias, conciertos, comidas, mercados y actividades culturales han llenado plazas y equipamientos con un mismo objetivo: sumar esfuerzos y recursos para avanzar en la lucha contra el cáncer. Cada iniciativa, grande o pequeña, contribuye a hacer crecer un proyecto compartido y a demostrar que la solidaridad no es solo un gesto, sino un compromiso colectivo que nos define como sociedad.
Las escuelas tienen un papel especialmente valioso. A través de actividades solidarias, niños y jóvenes aprenden que cada gesto cuenta y que, aunque sea pequeño, puede marcar la diferencia. También comprenden que la investigación médica es esencial y que gracias a ella, se pueden desarrollar nuevos tratamientos, mejorar diagnósticos y ofrecer esperanza a miles de familias.
Precisamente, la financiación de la investigación es uno de los pilares de La Marató. Los fondos recaudados permiten impulsar proyectos científicos que necesitan tiempo, recursos y continuidad. Invertir en investigación es invertir en vida, en futuro y en dignidad; es demostrar que como sociedad sabemos ponernos al lado de quienes más lo necesitan.
Pero La Marató es mucho más que dinero y proyecto, es un recordatorio de nuestra humanidad compartida. Nos une, nos emociona y nos hace sentir que, cuando nos comprometemos juntos, somos capaces de construir un país más solidario, empático y activo. Nos recuerda que la solidaridad no solo salva vidas, sino que también nos hace mejores personas, y eso, año tras año, es lo más bonito que hacemos como país.
