Hacía días que iba escribiendo en mi cabeza un artículo de balance de los dos años que han pasado en el Congreso de los Diputados desde las elecciones generales de julio del 23.
Menos mal que no lo había materializado porque, como ya sabéis, los hechos que hemos conocido las últimas semanas lo han hecho tambalear todo, una vez más.
Cuando miro atrás veo que este es el fenómeno que más se ha repetido en estos 24 meses, la agitación constante. Es permanente, desde el primer día y la primera noche. Recuerdo perfectamente la sensación de victoria de la noche del 23 al comprobar que la derecha y la extrema derecha no sumaban. Su decepción era la alegría de millones de socialistas y de personas progresistas, en general, que celebrábamos que el frente reaccionario no podría gobernar.
A partir de aquel momento la agitación permanente, que ya venía de la legislatura anterior, tomó más fuerza. La fuerza de la rabia y del odio de una derecha y ultraderecha que veían como se les escapaba de nuevo el Gobierno del país.
A pesar de ello, fue posible construir un nuevo Gobierno de coalición y sumar una nueva mayoría parlamentaria decidida a consolidar los derechos conseguidos y a continuar el despliegue de la agenda progresista y transformadora que necesita la mayoría social del país.
Desde el PSC prometimos progreso, derechos y convivencia. Y dos años después es innegable que la situación en Cataluña es infinitamente mejor. La convivencia ha vuelto a todos los espacios públicos. Las empresas que se marcharon han empezado a regresar a Cataluña. Y la conocida como Ley de Amnistía, convertida en motivo permanente de confrontación por defensores y detractores, finalmente, después de más de un año de mentiras y ataques de la derecha, es constitucional.
Pero también han pasado más cosas en estos dos años. Se han revalorizado cada año las pensiones según el IPC, y las pensiones no contributivas han subido aún más, siempre con el “no” de PP y VOX. Tenemos la tasa de paro más baja de los últimos 17 años, un récord histórico de 21'8 millones de personas afiliadas a la Seguridad Social, la economía española es la que más crece de la Unión Europea e, incluso, hemos superado en PIB per cápita a Japón.
Seguimos adelante con las transformaciones sociales y económicas con las 36 leyes ya aprobadas, siempre dialogando y sumando los apoyos de la mayoría de los grupos parlamentarios.
Estamos transformando la economía apostando por la formación profesional dual, impulsando la necesaria transformación digital y la transición ecológica urgente que debe afrontar toda la actividad económica.
Los y las socialistas estamos actuando con contundencia para que el acceso a la vivienda deje de ser un problema. Lo hacemos desde el Gobierno del Estado pero también desde los Gobiernos socialistas de la Generalitat y de centenares de municipios, como los de Tarragona y Reus, donde se pone freno al alquiler turístico y se construyen pisos de alquiler social.
¿Y qué más ha pasado? Hagamos memoria: la tragedia de la DANA de Valencia, donde el Gobierno de Pedro Sánchez puso en marcha 3 paquetes de ayudas a los afectados con una inversión superior a los 16.000 millones de euros (VOX votó en contra); La crisis de los aranceles donde, de nuevo, el Gobierno activó un paquete de medidas para ayudar a las empresas más afectadas por los delirios de Trump. Medidas que en Cataluña fueron complementadas por el Gobierno de Salvador Illa. ¿Sabéis qué votaron PP y VOX? Pues eso, otra vez “no”. El apagón, que han aprovechado las derechas para atacar, con los lobbys energéticos, la gran revolución verde que están suponiendo las energías renovables en nuestro país.
Y, por último, la corrupción y la traición a los valores feministas que forman parte indisolublemente de los cimientos ideológicos y éticos del Partido Socialista. También este sobresalto lo hemos utilizado para impulsar medidas que nos hagan mejores, como partido, haciendo incompatible el consumo de prostitución con la militancia socialista, y como país, poniendo en práctica un Plan Estatal Contra la Corrupción, consensuado con la OCDE, para luchar con más contundencia contra la corrupción y los corruptores.
En estos dos años en el mundo ha ganado fuerza el auge de la extrema derecha, crece la polarización política, continúa la invasión de Ucrania, el genocidio de Gaza, el cuestionamiento de la democracia y del feminismo, y en paralelo aumenta el racismo, la xenofobia y la homofobia.
Y ante este panorama, con el gobierno encabezado por el presidente Pedro Sánchez, nos podemos sentir orgullosos del liderazgo de España en la defensa de los derechos civiles, en la lucha contra el cambio climático, en la denuncia del genocidio de Gaza y en la oposición a Trump.
No sabemos qué pasará durante los próximos dos años. Sólo sé que podemos tener total confianza en que, pase lo que pase, como ya ha quedado demostrado con todas las crisis recientes, con este gobierno progresista la solución siempre será la mejor para los intereses de la mayoría social del país y de la democracia. Seguimos, con fuerza, por el progreso, los derechos y la convivencia, camino al 2027 y más allá.