Trágico accidente de avioneta en Brasil. El empresario ganadero Garon Maia y su hijo de 12 años, Francisco, conocido afectuosamente como Kiko, perdieron la vida en un accidente aéreo en la frontera entre los estados de Rondonia y Mato Grosso el 29 de julio pasado.
El avión bimotor Beechcraft Baron 58, pilotado por el niño, se estrelló en una densa área forestal, cinco minutos después de despegar del aeropuerto de Vilhena. Los restos de la aeronave y los cuerpos de padre e hijo fueron localizados al día siguiente del trágico suceso.
ATERRIZAJE FRUSTRADO
Maia voló desde una granja familiar en la ciudad de Nova Conquista, en Rondonia, y luego se detuvo en un aeropuerto en Vilhena para repostar, según un empleado de la misma granja. Maia planeaba llevar a su hijo de vuelta a Campo Grande, donde vive con su madre y asiste a la escuela.
La aeronave despegó a las 5.50 de la tarde y se estrelló al cabo de ocho minutos, después de desaparecer del radar, según las autoridades. “La avioneta se estrelló muy cerca de un campo labrado, no tuvieron tiempo a aterrizar”, dijo un empleado de la familia.
La familia Maia es conocida en Brasil por su larga tradición en la industria agropecuaria. El patriarca, Braulino Basílio Maia, también conocido como Garon Maia, fue uno de los empresarios del campo más destacados del país en el siglo pasado, fundando más de 50 haciendas y manteniendo un rebaño medio de 40 mil cabezas de ganado.
La aviación, al igual que la actividad agropecuaria, ha sido una pasión constante en la familia Maia. El patriarca fue piloto y propietario de una empresa de taxi aéreo. Garon Maia, siguiendo los pasos de su padre, también era un piloto experimentado.
¿IMPRUDENCIA O MALA SUERTE?
Un vídeo que circuló en redes sociales días antes del accidente mostró el joven Kiko pilotando el avión bajo la supervisión de su padre, que estaba bebiendo una cerveza en el asiento del copiloto. Las imágenes han generado debate en el país sobre las responsabilidades y precauciones al volar.
“Espera, ¿todo listo? Nada adelante, ok. Venga, 600 caballos, puedes empujar. 600 Kiko, va”, dice. “Mano a la palanca, mano a la palanca. Mantén la mano ahí y mira la velocidad”, añade el padre. Momentos después, se ve a Garon bebiendo una cerveza y le pregunta a su hijo: “¿El pasajero puede tomar una, verdad, Kiko?”.
No queda claro cuál es la fecha en la que Garon Maia publicó el vídeo en sus redes sociales. Pero se cree que fue días antes del accidente aéreo.
EPÍLOGO TRÁGICO
Sin embargo, después del accidente, la tragedia en la familia Maia no se acabó. Días después de los funerales, la mujer de Garon y madrastra de Kiko, Paula Pridonik, de 27 años, se suicidó al no poder soportar las trágicas consecuencias del accidente.
La familia Maia ha emitido un comunicado pidiendo respeto por su luto y agradeciendo a todos los que han compartido el dolor. Mientras tanto, el Centro de Investigación de Prevención de Accidentes Aeronáuticos (Cenipa) ha iniciado una investigación exhaustiva sobre las causas del accidente.
